ESTE NIÑO NO ES TUYO (NOVELA) capítulo 33
Capítulo 33ESTE NIÑO NO ES TUYO (NOVELA)hace 12 meses
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CAPÍTULO 33




‘Es un sueño.’

 

Tan pronto como Kalia vio los ojos de Shyman brillando de amor, reconoció que se trataba de un sueño.

Era vívido y extremadamente apasionante, pero era sólo un sueño.

La forma en la que los ojos de Shyman la miraban no podía ser real.

 

 

Miró a Kalia con expresión nostálgica y besó sus labios lentamente.

Los dos labios se unían, sin dejar un espacio, y se soltaban repetidamente.

Su lengua, nadando en los labios del otro, se movía como si estuviera en su propio territorio. Tanteaba lo justo para llegar a tocar los dientes del otro.

Pero cuando se hundió profundamente en su garganta, ella sintió su prisa y desesperación.

 

 

Entre suspiros, Shyman repetía y repetía su nombre como si fuera encantamiento.

 

 

Shyman posó sus grandes manos alrededor de las mejillas de Kalia, con sus frentes juntas y sus respiraciones superpuestas.

Estaba suplicando.

En el sueño de Kalia, Shyman le suplicaba sin parar que regresara, que regresara por favor.

 

… Así que, por favor, vuelve conmigo.”

 

El aliento de Shyman se deslizó por las mejillas y el cuello de Kalia, hundiéndose a fondo entre sus delgados hombros.

Esa humedad cálida se sentía tan vivida que parecía real.

Su toque impaciente pero gentil.

Shyman penetró en sus sentidos. Su suave toque le afectó.

Sus labios se deslizaban hacia abajo, nadando constantemente en su piel.

Entre respiraciones irregulares, una voz afectada seguía escapando de sus labios.

Shyman, que la tocaba con cuidado y avidez, levantó la mirada y la observó fijamente.

Esos ojos dorados la observaron como si estuvieran devorándosela.

Kalia empezó a sentir más sensible todo su cuerpo y, con codicia, empezó que la temperatura se elevaba más y más.

 

¿Esto es un sueño? Se siente tan real. ¿Es un sueño? No puede ser.

 

No podía ser un sueño si sentía tanto calor que parecía estar siendo devorada por fuego.

 

Shyman se acercó más a ella.

Sus cuerpos se movieron y estaban tan juntos que parecían uno solo.

Sentía un calor tan intenso como el fuego que era como si el alma se le escapara, una sensación tan dulce y fragante como el vino añejo.

 

 

Shyman abrazó el cuerpo de Kalia, luchando contra una sensación de estremecimiento.

Sus duros brazos la envolvieron y la soltaron un solo momento.

Los labios de Shyman estaban presionados intensamente en el cuello de Kalia.

Sintiendo sus labios grabándose profundamente en su mente como un estigma, Kalia se dio cuenta.

Había una increíblemente ardiente tensión sexual.



***

 

 

Kalia abrió los ojos, saltó de su sitio confundida y sostuvo entre sus manos la suave colcha.

Su pecho subía y bajaba como si hubiera estado en una maratón y su rostro estaba rojo.

 

‘¿Qué sucede?’

 

Parpadeó. Abrió y cerró los ojos repetidamente.

Giró la cabeza y miró por la ventana, en las cortinas donde brillaba la tenue luz del sol.

Podía sentir la brisa pura de la mañana.

Y, lentamente, el rostro de Kalia se enfrió.

Se sorprendió cuando, sin darse cuenta, su cuerpo chirrió como una puerta oxidada

Su cuerpo estaba caliente y pegajoso por la sensación tan vívida que se había apoderado del cuello de Kalia.

Estaba petrificada y no podía soltar palabra.

 

‘¡¿Cómo puedes tener un sueño tan obsceno teniendo un cuerpo noble que lleva un niño…?!’

 

Junto a la vertiginosa culpa, sentía una indescriptible y lánguida satisfacción calentando su cuerpo.

En su cabeza definitivamente estaba avergonzada, pero su cuerpo no lo estaba.

 

 

Kalia murmuró, pálida, pero se apresuró a sacudir la cabeza.

 

 

Kalia se frotó las orejas rojas y mordió su labio inferior.

Debido a que su sueño había sido tan vívido, cada vez que cerraba los ojos, partes de su sueño se destellaban y sus mejillas se calentaban.

En definitiva había sido sólo un sueño, pero hace un momento, su piel palpitaba como si pudiera sentir el toque de Shyman.

Si bien la foto de Shyman de la noche anterior había sido particularmente llamativa, ¿acababa de soñar con él a causa de ello?

Kalia suspiró en desconcierto y levantó su delgado cuerpo.

Sentía su cuerpo más pesado de lo usual.

Su vientre estaba abultado.

Con una pesada presencia, sentía latir su vientre bajo. Como si estuviera empujando.

 

 

Sentía como si el bebé estuviera reprochándole. Su corazón se sentía acongojado por la culpa.

 

No era mi intención…

 

‘¿Qué está mal conmigo?’

 

Kalia se acostó sobre su espalda por un momento, acariciando gentilmente su vientre redondo.

Sentía que debía recostarse un poco más, hasta que su vientre se calmara.

Ella se calmó un poco al sentir el peso en su vientre.

Su vientre crecía con el tiempo. Tanto como su vientre se hacía más grande, su cuerpo se hinchaba también.

Era la primera vez que se sentía pesada ya que ella nunca antes se había hinchado.

No lo odiaba, aunque era muy incómodo, porque sentía la intacta presencia de su bebé.

También estaba el inconveniente de que tenía que entrar y salir del baño con frecuencia porque la presión que ejercía el bebé.

Sin embargo, le gustaba esa sensación de madurez a causa de la completa presencia de ese ser en su vientre.

 

Kalia se apresuró a bajar al primer piso más temprano de lo usual, y tomó su ducha como si estuviera deshaciéndose de su sueño sucio de la noche anterior.

La Sra. McCanna, quien trabajaba en la cocina, llegó temprano para preparar el desayuno.

Un fragante olor impregnó la cocina.

 



La Sra. McCanna empezó una animada charla como respuesta al saludo de Kalia.

Frente a ella, había una olla llena de comida que desprendía un delicioso aroma.

 

 

La sra. McCanna sonrió e inmediatamente tomó algo de col, kiwi y manzana, para luego proceder a licuarlos.

Le dió el dulce y sano jugo, que había sido hecho al instante, e incluso le dio algo de pan de mantequilla con mermelada; el pan seguía caliente, le dijo que lo había comprado de camino allí.

La cantidad de pan no era poca pero para Kalia, que comía mucho más, era como un aperitivo.

MIentras masticaba el pan caliente con mermelada de arándanos que le había servido, Kalia miró por un momento la espalda de la sra. McCanna.

La sra. McCanna era madre de cinco niños. Tenía tres hijos y tres hijas.

No podía creer que tuviera cinco hijos. Kalia miró maravillada la espalda de McCana.

En el imperio, en las familias tenían un promedio de cuatro y a lo mucho cinco integrantes.

En medio de eso, estaba esta familia de 7.

 

 

Dijo Kalia, mientras comía del pan.

La sra. McCanna, que estaba haciendo algo de ensalada, miró hacia atrás y sonrió tiernamente.

 

 

La sra McCanna reía y hablaba sobre su ruidosa familia, cálidamente, mientras estaba de espaldas.

¿Así se sentía ser una ‘madre’?

Ahora que lo pensaba, la sra. McCanna tenía una muy buena relación con su esposo.

Dijo que era su amigo de infancia y se casó tan pronto como cumplió 20.

En otras palabras, era igual a Kalia, pero con unas ligeras diferencias.

Kalia y Shyman no tenían la intención de casarse. Pero, ahora…

 

 

Kalia, avergonzada, vació algo de jugo fresco a su vaso.

Cuando terminó el último pedazo de pan, se sentó en la mesa que estaba frente a la cocina para pasar el rato.

La sra. McCanna, quién estaba ocupada moliendo nueces, miró a Kalia como si le preguntara si todo estaba bien.

 

 

Kalia, quien se había puesto de pie sorprendida, se sentó mientras intentaba tomar una decisión.

 

 

Kalia escogió su palabras con mucha discreción y, no común en ella, alargó la última palabra en una voz que sonó algo tímida.

 

No sé qué querrá decir, pero parece que está dudando mucho, ¿cierto?

La sra. McCanna miró a Kalia, mientras se preguntaba.

 

 

Aunque pensó que era extraño verla encogerse, sus mejillas enrojecidas le parecían adorables.

La sra. McCanna se lavó las manos y se las secó con el delantal, para luego darse la vuelta.

La sra. McCanna sonrió y sus hoyuelos se le marcaron a cada lado.

Con esa sonrisa glamurosa, le dijo a Kalia, que estaba sentada con las manos sobre la mesa en el otro lado.

 

 

Era como si sus ojos dijeran, ¿entonces qué?

Después de morderse el labio y dudar un poco, Kalia respiró hondo y se apresuró a hablar como si quisiera escupir todo rápidamente.

 

 

El rostro de la sra. McCanna, que había estado ladeada preguntándose de qué estaba hablando, se iluminó de repente.

 




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