ESTE NIÑO NO ES TUYO (NOVELA) capítulo 34
Capítulo 34ESTE NIÑO NO ES TUYO (NOVELA)hace 12 meses
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CAPÍTULO 34



La sra. McCanna, que había entendido de lo que hablaba, sostenía su estómago.

Su risa resonó agradablemente en la cocina.

Mientras más pasaba, el sonrojo de Kalia se hacía más intenso. Nunca se había sentido tan avergonzada.

La sra. McCanna, quien después de reír secó sus lágrimas, asintió con la cabeza y dijo.

 

 

Una expresión de sorpresa cruzó por el rostro de Kalia.

¡Era muy común tener sueños como esos! 

Pensó que el embarazo era algo asombroso y misterioso.

La expresión de la sra. McCanna se suavizó al ver la expresión sorprendida de Kalia, y le habló amablemente.

 

 

Kalia suspiró aliviada ante las palabras de la sra. McCanna.

Era algo muy vergonzoso, pero se sintió reconfortada de escuchar que era algo normal.

Liberándose de la culpa, se le ocurrió que las sensaciones de la noche anterior no fueron necesariamente malas. Esa noche fue maravillosa, aunque se sintió un poco decepcionada al final… se sintió aliviada en ese sueño.

 

‘... Uhm, ya no creo que sea basura, ahora que se me ha revelado esto.’

 

Después de saber la verdad, Kalia aún se sentía algo avergonzada pero lo aceptó con mucha calma.

El sexo no era algo de lo que alguien debía avergonzarse. Sino que, era algo sagrado y hermoso que traía vida y complementaba el amor, por lo que nunca deberías avergonzarte de ello.

 

‘Por cierto,¿quién me había dicho eso? Ah, fue Shyman quién me lo dijo.’

 

Sonriendo, recordó a esos ojos dorados que brillaban al igual que los de un niño travieso.

Para sacar de su mente el sueño de la noche anterior, y al mismo tiempo, el rostro de Shyman, se apresuró a sacudir su cabeza.

No podía entender por qué seguía pensando en él a pesar de estar lejos.

 

 

Kalia se sintió algo avergonzada ante la tierna sonrisa de la sra. McCanna.

Esos días, muchas personas tendían a mirarla como si fuera ‘pequeña, tierna y frágil’, y cada vez que eso pasaba, se sentía avergonzada y su corazón cosquilleaba.

 

Si supieran que puedo quebrar el antebrazo de un ogro sólo con mis manos, ¿me seguirían mirando así?

 

Se sintió curiosa en un momento, pero se deshizo de la idea.



 

Frente a los gentiles ojos de la sra. McCanna, Kalia asintió levemente.

Las palmaditas de la sra. McCanna sobre su hombro transmitían calidez.

Y pensó que, por el momento, estaría bien vivir sólo como la pequeña, tierna y frágil Lia Rayman.



***

 

Después de iniciar la mañana con una mesa saludable como la de la sra. McCanna, Kalia se dirigió a una revisión regular con Allen.

En una habitación oscura y con cortinas opacas, Kalia se recostó.

A través de un dispositivo que penetraba y escaneaba su abdomen bajo y útero para sacar una imagen, se pudo ver al bebé crecer por el maná que fluía en ella.

La figura que antes tenía forma de frijol, ahora lucía decentemente como una figura humana.

Los ojos de Kalia rebalsaron de afecto al ver como su cuerpecito redondo giraba y movía sus pequeñas manos y pies.

Aunque sólo fuera en blanco y negro, la ternura y la hermosura del bebé permanecían intactas dibujadas en la pared.

 

¿Cómo puede mi bebé verse tan lindo acurrucado?

 

 

Un pequeño punto láser, disparado por una luz, apuntaba por los muslos del bebé.

Cuando el bebé sacudió las piernas, lo sintió retorcerse en su estómago.

Entonces, pudo una pequeña bolsita, redonda y tierna, entre sus piernas.

Una pequeña, tierna, y redonda bolsita. 

Se mostró, estirando sus piernas, como si supiera que su madre estaba mirándola.

Por supuesto que no era así, pero Kalia interpretó los movimientos del bebé de esa manera.

 

 

Kalia asintió energéticamente.

Lo veía, claramente. Con ello podrían saber el género del bebé.

 

‘... Cielos, mi bebé es tan lindo. ¡Lindo! ¡Muy lindo…!’

 

Apretó los dientes, reprimiendo sus palabras.

 

 

Kalia mordió sus labios como si estuviera conteniendo su emoción y luego suspiró, mientras decía con admiración.

 

 

Era lindo porque era pequeño, pero era aún más lindo ver sus pequeñas manos y pies.

Kalia miró a Allen con las mejillas sonrojadas de emoción.

 

 

Kalia, quién gritaba de la emoción sin darse cuenta, sintió que su vientre se encogía por la excesiva emoción y dejó de hablar por un momento.

La sensación de su útero retorciéndose y tirando era algo incómoda.

 

 

Kalia sonrió levemente, diciendo que no era nada, pero Allen puso una expresión muy estricta.

Esos últimos días, Kalia había dicho que sentía una presión en su vientre.

Allen especulaba que ese dolor continuaba incomodándola, éste se volvería más fuerte de lo usual.

 

 

suspirando suavemente como sintiendo que no podría detenerla, regresó a Kalia a su asiento y examinó su vientre.

Examinando el maná, Allen diagnosticó que era un dolor temporal, nada para preocuparse.

Sin embargo, no era nada sencillo. Sin importar cuánto cuidado tuvieran, no había garantías en el embarazo ni en el parto.

Aunque se dé a luz a una nueva vida, es imposible no poner en peligro al cuerpo que lo mantuvo.

Y, Allen lo había visto desde su lado. Con lo más horrendo, la muerte de su esposa.

 

 

Kalia dijo calmadamente y soltando una risita, a pesar de las palabras de advertencia de Allen.

No le temía al parto, aunque le pudieran cortar las extremidades. Eso también lo entendía Allen, pero aún así estaba preocupado. 

Allen no tuvo más opción que empezar a regañarla, aunque no quería hacerlo.

Esta vez, su expresión fue un poco más dura de lo usual.

 

 

La expresión de Allen fue extrañamente fría al decir ‘morirás’. Kalia pensó que estaba un algo molesto…

¿Pero por qué Allen se había molestado? La noche anterior, le había dado un libro de cuento de hadas, y no había notado nada diferente a lo usual hasta después del desayuno.

Allen volvió a dirigirse a ella con voz severa, mientras Kalia sacudía la cabeza.

 

 

‘... Sin importar cómo lo mire, la forma en cómo me habla es algo afilada. ¿Qué sucede?’

 

 

Kalia gritó en sorpresa, sin darse cuenta.

Abrió ampliamente sus ojos, con una mirada ansiosa que preguntaba si era mentira, pero Allen repitió sin dudar.

 

 

‘... Maldición.’

 

Kalia mantuvo la boca cerrada mientras tenía una expresión obstinada. No podía refutarle porque él tenía razón. Sin embargo, el que no le dejara comer dulces era algo desgarrador.

El bebé regordete pateando era tan adorable que Kalia solía buscar dulces a propósito.

Esto porque comer dulces hacía que el bebé estuviera más activo.

Se decía que el niño conectado al cordón umbilical era más sensible al azúcar. Era como si comer dulces le hiciera sentir mejor.

 

 

Kalia, cuyo placer diario era sentir al bebé retorcerse en su estómago, respondió resentida.

Cuando una está embarazada, las palabras del doctor son absolutas, así que ella tenía que hacerle caso.

Su expresión, mientras frotaba su vientre, estaba llena de pesar. 

Él suspiró al ver a Kalia, quien se paró y dejó caer sus hombros hoscamente.

Y, relajando un poco su expresión como si no pudiera evitarlo, dijo.

 

 

Kalia, quien había subido la cabeza ante las palabras de Allen, sonrió mientras le miraba a los ojos.

Allen se vió forzado a devolverle la sonrisa, al ver como ella asentía con la cabeza y sonreía.

Con el festival de la ciudad a sólo 2 semanas, la semana 35 de Kalia pasaba sin ningún problema.



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