ESTE NIÑO NO ES TUYO (NOVELA) capítulo 50
Capítulo 50ESTE NIÑO NO ES TUYO (NOVELA)hace 12 meses
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CAPÍTULO 50



Traducción:

Meni



En ese momento Borf le aventó su nuevo juguete al hombre, sin dudarlo un segundo.

La oscura túnica cayó al suelo y los cabellos blancos revolotearon en la oscuridad.

Piel en la que brillaba la humedad, con los ojos nublado miró al rey de las hadas.

Habiendo perdido el completo funcionamiento del cerebro, ‘eso’ saltó sin temor alguno hacía el rey de las hadas.

El rey de las hadas entrecerró los ojos mientras lo observaba.

 

 

Borf llamó de inmediato a su escolta.

El hombre, que estaba siguiéndolo en la oscuridad, se paró frente a Borf. 

De piel oscura, no tenía ningún destello blanco, y tenía los ojos oscuros como el cielo nocturno.

 

 

Escuchó la voz del rey de las hadas, que había notado su naturaleza de un vistazo.

Pero sus palabras parecían mitad asumidas y mitad equivocadas. Y el rey de la hadas parecía saberlo también.

 

 

Preguntando con ferocidad, su voz no podía sonar más grave. Pero Borf no podía contestar a eso. Retrocedió de inmediato al ver cómo los dos seres se abalanzaron sobre el rey de las hadas y echó a correr. Afortunadamente, no se había alejado mucho de la entrada del bosque. Hasta dónde sabía, el rey de las hadas no dejaría el bosque. Se lo había prometido así mismo. Aborrecía el hecho de involucrarse con los humanos. Asimismo, había expresado su deseo de no dejar que entren al reino de las hadas, así que como él no iría a su mundo.

Borf apretó los dientes y corrió fuera del bosque. Pero, él no perdió de vista a Borf aunque estaba lidiando con su escolta y ese otro ser a la vez.

Giró su mano y la sacudió, entonces un árbol del bosque lo detuvo. Y no fue sólo eso. Una a una, las hadas oscuras del bosque empezaron a rodearlo. Pronto, el número llegó a decenas. Además, las hadas diurnas se despertaron y empezaron a amenazarlo.

 

 

Las pequeñas manos de las hadas empezaron a atacarlo. Intentaron exprimirle el cerebro.

El polvo de hadas parecía sofocarlo. Una hada oscura con uñas largas intentó tomar su corazón.

 

 

Mostró sus dientes y luego mordió a las hadas al azar para alejarlas de él.

Sujetó a una pequeña hada del torso y le arrancó la cabeza de un mordisco.

Las demás hadas gritaron. 

Entonces, liberó su oscuro maná. 

En el aire, una llama oscura destelló formando algo en una lengua extraña. En ese momento, decenas de columnas de fuego se elevaron y quemaron a las hadas.

 

 

Borf echó a correr ante los gritos y lamentos de las hadas.

Corrió como un loco fuera de sí, sin mirar atrás.

El verde bosque de hadas estaba ardiendo en llamas.

 

Recordando aquel color rojo que se había impregnado en sus ojos, Borf abrió sus ojos, los que había mantenido cerrados hasta el momento.

Aún sentía vívidamente la sensación de ser arañado y atacado por las hadas.

Tan pronto como regresó, devoró a los espíritus con rencor. Aunque las había comido vivas, sus heridas no sanaban fácilmente.

Parecía que Lilik, el ser que había invocado, necesitaba atención médica.

 

 

Su voz ronca resonó en la habitación mientras llamaba a su pies y manos esos días.

Una hechicera de ojos azules y piel oscura apareció.

Se acercó a Borf con una cara inexpresiva y lo sujetó del cuello para besarlo profundamente.

Aquel maná oscuro fluyó por sus cuerpos enteros. 

 

 

Dimon murmuró, con su distintiva voz ronca, mientras mordisqueaba el lóbulo de la oreja de Borf.

Como si encontrara tierna a Dimon, Borf la jaló más cerca y besó profundamente su cuello.

Dimon, quien no paraba de gruñir, estiró sus labios rojos y sonrió, mientras se hundía más en los brazos de Borf.

Se trataba de la única persona de piel negra entre los hechiceros del Imperio. Dominaba secretamente la magia oscura y era amada por los demonios.

Asimismo, Dimon amaba a Borf.

 

 

Mientras reía, pasó su lengua por todas las partes de su piel donde permanecían las marcas de las uñas de las hadas.

Sin disgustarle el pegajoso acercamiento, Borf lo disfrutaba tranquilamente. Sentía que su cansado cuerpo se derretía.

 

 

Como preguntando de qué se trataba, Borf respondió casualmente mientras mantenía los ojos cerrados. Y, enterró sus manos en la cintura de Dimon. Sus manos, que subían a tientas, finalmente llegaron a tocar su suave y tierna piel.

Sin ocultar el placer que sentía, ella gimió con una suave voz.

 

 

En ese momento, el toque de Borf se detuvo.

Gradualmente, abrió los y un brillo apareció en ellos.

 

 

Mirándolo como si fuera lindo, Dimon bajó el timbre de su voz aún más…

 

 

Ella rió como un verdadero demonio y susurró para tentarlo.

 

 

Los ojos rojos de Borf, como rubíes, observaron a Dimon. Con los ojos lánguidos esbozó una sonrisa y rió.

Dimon pensó que su sonrisa era impresionante. Incluso las manchas negras bajo su ojo derecho eran perfectas. Una belleza escalofriante y perfectamente diabólica.

 

 

Él, que sonrió ampliamente, profundizó en sus labios sin dudarlo.

Con el sonido de la saliva y sus labios restregándose entre sí, la suave voz de Dimon partió la oscuridad.

Más allá, los cuerpos de los espíritus habían regresado al viento y al suelo perfectamente.



***



En ese momento, en la plaza central de Lua. 

Una redonda y brillante cabeza castaña se levanta.

Sus ojos negros, como piedras, miran a su alrededor con extrañeza.

Después de mirar a su alrededor muchas veces, la cabeza del topo se sacude como si se hubiera dado cuenta de que algo iba mal.

 

‘¿Kiu? ¿Kiu?... Kiu. ¡Kiu!’

 

Las pupilas negras del topo se sacudieron con rapidez, quizá dándose cuenta de que se había dado cuenta muy tarde. Era un topo que no sabía qué hacer. Thiera había mordisqueado la perla mágica de Shyman sin saberlo.

Y en ese momento, el maná se esparció como una telaraña por la plaza central.



***



En ese momento, en la sala de la residencia del Lord.

Allen y Humming, que habían salido con el huevo de dragón, esperaban que él llegara a la sala.

La noche anterior, se enteraron que el Lord había salido en un apuro debido a un incendio forestal en el bosque de hadas y llegaría en 30 minutos.

La distancia de allí a la plaza estaba a una hora y media, así que ya estaba apunto de llegar.

 

 

Humming miró al huevo de dragón en sus brazos.

 

 

Allen, que asintió con la cabeza pesadamente, se perdió en sus pensamientos.

El periodo de embarazo de una mujer normal era de 40 semanas. Aproximadamente, 10 meses.

En ese momento, habían pasado cinco días desde que Kalia llegó a la semana 37. Pero, el rango del crecimiento del bebé era inesperadamente rápido.

Ya que, ya pesaba más de 3 kilos, había una alta probabilidad de que su madre estuviera en peligro si crecía aún más.

A ese paso, el peso estimado del bebé llegaría a cerca de 4.7 kilos.

Era demasiado complicado para la madre dar a luz a un bebé tan grande.

De hecho, se estaba preguntando si debería hacer una cesárea pero, en sus tratamientos matutinos, notó que el útero de Kalia estaba más abajo de su posición normal.

 

‘El número de contracciones en su vientre también es significante…’

 

Su cuerpo se apresuraba en querer sacar al bebé como si ya fuera tiempo de dar a luz.

 

 

Allen asintió ante la preocupada pregunta de Humming.

Sonrió levemente como para tranquilizarla.

 

 

Allen estaba sorprendido, mirando de soslayo a Humming. Pronto, Humming añadió levantando ligeramente la cabeza.

 

 

Humming, que gritaba apasionadamente, giró en su sitio como si su emoción no se hubiera ido del todo.

 

 

Los ojos de Humming permanecían brillantes como si no hubieran escuchado la suplicante petición de Allen.

 

Durante ese lapso.

 

 

El tan esperado Lord había regresado.



Continuará…





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