CAPÍTULO 31
Después de mudarse a Lua, la vida de Humming había estado más atareada que nunca.
Si antes era solo parte de los ‘escuderos’ de Kalia, ahora era la ‘hermana menor’, ‘guardián’ y ‘apoyo’ para Kalia mientras luchaban contra los duendes.
Y no era sólo eso. Humming también hacía todos los trabajos manuales para Kalia debido a su embarazo. Así que, Humming no pudo evitar mantenerse muy ocupada.
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“Disculpe, ¿ya terminó de asar el pavo? ¿Puedo llevarlo así?”
Ahora, la mujer embarazada mientras más dormía más apetito tenía, ya era la 4ta vez que le llevaba comida a Kalia.
Humming se dirigió a la habitación de Kalia en el segundo piso con un pavo entero, queso crema y té fresco de menta.
Habiendo tocado cuidadosamente la puerta, Humming entró con el carrito de comida.
Kalia, quien quizá se había quedado dormida en el sillón con la cabeza ladeada, abrió lentamente sus lánguidos párpados y observó a Humming.
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“De hecho, tenía hambre.”
Kalia murmuró con voz cansada, frunció la punta de sus labios y le sonrió a Humming, mientras esta se acercaba.
Humming puso el pavo frente a ella con una expresión de orgullo.
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“Tienes hambre cuando has comido hace solo tres horas. Me dijeron que hoy había pavo del bueno, así que pedí que asaran un poco. ¿Quieres que corte un poco para tí?”
Humming intentó cortar el gran y dorado pavo, pero Kalia alzó su mano y la detuvo.
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“Yo lo haré rápido.”
Dijo Kalia, levantó un cuchillo y ‘en un segundo’ despedazó el pavo de 5 kg. Y pronto, ya había un pila de varios trozos de carne.
Humming aplaudió de forma ligera pero precisa.
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“Fue más rápido de lo que demoró cocinar.”
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“La carne asada es tierna… si está algo cruda es más difícil de comer. Te lo explicaré mejor más tarde.”
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“¡Está bien!”
Kalia, que vio a Humming asentir vigorosamente y pensó que era tierna, le recomendó que tomara asiento.
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“Comamos juntas, Humming.”
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“No.Aún no he digerido lo que comimos hace tres horas. Y, de hecho, esto no es suficiente para ti.”
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“Pero sabe mejor cuando comemos juntas.”
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“Lo disfrutarás aunque comas sola. Yo estoy bien, así que no te preocupes y disfruta tu comida.”
Con una sonrisa, Humming le sirvió algo de té fresco de menta.
Después de su embarazo, la ingesta de alimentos de Kalia aumentó de forma drástica.
Había comido el doble de lo que un hombre adulto promedio comía en una comida, e incluso así, sentía hambre tres horas después.
Pero, a pesar de comer así, no ganaba peso. Aunque había ganado algo de peso, se podía asegurar que era poco comparado con la cantidad que comía.
Allen estaba preocupado de que Kalia comiera así, aunque el bebé estaba creciendo sano y su cuerpo no presentaba nada malo, así que sólo le había dado una ligera advertencia.
Pero eso no quería decir que no la monitoriaba estrictamente.
Había varias cosas para monitorear durante un embarazo, como diabetes gestacional, obesidad, y otros.
Es más, si Allen no hubiera ido a la ciudad en un viaje de negocios, ese medio pavo no estaría allí.
Kalia masticó toda la carne que le había traído Humming y, después de devorar la tarta de nueces, tocó suavemente su estómago.
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“Ahora estoy un poco llena.”
Humming puso una expresión de orgullo mientras saboreaba con gusto su té de menta.
Estaba orgullosa de cuidar de Kalia, quien era fuerte, como a un pájaro bebé. Parece que hay una tendencia de sensación gratificante cuando cuidas de alguien. No se había dado cuenta hasta ahora.
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“Cuando termines, ¿por qué no vamos a dar una pequeña caminata? Ya casi es hora de que Allen regrese.”
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“Está bien. Quiero moverme un poco.”
Kalia salió junto a Humming con un grueso chal sobre su hombro.
Había estado lloviendo a cántaros hasta la semana pasada, y finalmente había acabado un mes entero de lluvias.
Las nubes vagaron por las vastas tierras del Imperio, esparciendo fuertes lluvias.
Algunos lugares tuvieron una buena cosecha a pesar de la lluvia, aunque esa temporada había sido suave.
Después de la temporada de lluvias llegaba un breve invierno.
La capital, más cercana al norte, se vio fuertemente afectada por el invierno, era muy frío pero muy hermoso.
La nieve blanca se amontonaba de vez en cuando y se organizaban festivales en medio del invierno para calmar la tristeza que este podría traer.
Sin embargo, en Lua no hacía frío porque estaba localizado en el sur, en el lado opuesto a la capital del Imperio. Y, se dice que los días en que nieva son extremadamente raros.
Kalia sintió un poco del frío otoñal. Este terminaría en uno o dos meses, y la primavera llegaría pronto.
Lua organiza un festival para la primavera. Y, Humming parecía emocionada en la espera del festival desde el principio.
‘... Festival.’
Kalia se dio cuenta, de repente, que nunca había disfrutado de un festival.
Los últimos siete años los había pasado, casi por completo, en el campo de batalla, antes de eso había estado en la academia y luego tuvo que volver a la mansión con Shyman.
‘¿Vamos a divertirnos un poco esta vez?’
Era un día tranquilo, sin espadas, sin sangre. Los días tensos del pasado… Se sentía como un sueño. Tan aburrida y hermosa rutina donde no tenía que asesinar a nadie y no tenía que preocuparse de ser asesinada por alguien.
Kalia sintió la brisa fresca en sus mejillas y pensó que se sentía en paz. Pero, extrañamente, una parte de su corazón se sentía apesadumbrado.
‘Shyman…’
Shyman seguía estando extraño.
Quizá haya decidido convertirse de mago a caballero porque estos días había estado yendo a entrenar todos los días. A una escuela de caballero establecida por Kalia.
Cuando el trivial pero gran problema salió en los titulares del boletín, Kalia se sintió confundida.
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“... No sé qué está pasando.”
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“¿Qué dijiste? ¿Sucede algo? ¿Te sientes vacía? ¿Tienes hambre de nuevo?”
El miedo yacía en los ojos de Humming, mientras preguntaba sorprendida.
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“Sin importar lo que haya comido, no estaré hambrienta a sólo 10 minutos, Humming.”
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“¿No? Casi me sorprendes de nuevo, Kalia. Uff. Woo… ¡Ya no sospecho que quizá no seas una humana de verdad! ¡Hohohoho!”
‘... Uhm, ¿Humming?’
Kalia la miró mientras secaba su sudor y extrañó muy, pero muy ligeramente a la Humming del pasado cuyos ojos solían brillar de asombro cuando la miraban.
***
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“¡Ahh! ¡Hoy también hace frío…!”
Los hombros de Kalia se estremecieron ante el pequeño golpe a su espalda.
Giró lentamente y observó a la sra. Bleier, en el puesto de frutas, acercándose a ella con una expresión incierta.
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“Buenos días. El clima está muy lindo hoy.”
Kalia saludó primero a la sra. Bleier mientras se acercaba a ella.
La sra. Bleier rodeó el puesto, se acercó, sostuvo la mano de Kalia y le dio una reprimenda llena de preocupación.
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“¡El clima está muy lindo! ¡Te dije que no salieras a caminar cuando hiciera frío, ¿por qué saliste de nuevo?! ¡¿Y si la ventizca…?! Humming, ¿puede hacer esto? ¿Puede salir en este frío?”
No sabía exactamente qué estaba pasando en la ciudad, pero los aldeanos reconocían a ‘Lia Rayman’ como alguien extremadamente vulnerable. Una criatura tan, pero tan débil que su vitalidad puede ser llevada por el viento o podría morir bajo la lluvia.
El grupo de Kalia era extremadamente popular en esa ciudad rural y habitada por unos cuantos extraños.
Quizá era por que era una mujer embarazada mudándose al campo sin su esposo. Quizá eso les daba la sensación de querer cuidarla, prestarle atención o algo similar.
Kalia ni siquiera se molestó en corregir los rumores. Nunca había sido protegida antes en su vida, así que le era refrescante ser tratada de ese modo.
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“No camines mucho por allí, sólo da una pequeña caminata y regresa, ¿sí?”
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“Sí, lo haré. Muchas gracias por su preocupación.”
Kalia respondió con una sonrisa y, como si sintiera que había olvidado algo por un segundo, puso los ojos en blanco.
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“... Cof.”
La sra. Bleier, que aún sostenía su mano cuando tosió, abrió los ojos en sorpresa.
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“¡Cielos! Mira, ¡estás tosiendo! ¡Espera, te traeré unos guantes calientes!”
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“¡Guantes, aquí están! ¡Toma estos, toma!”
Un buen hombre de mediana edad con bigote, que tenía un puesto de vegetales al lado, salió rápidamente y le entregó unos guantes.
Kalia miró a los dos señores, quienes en un santiamén le habían dado unos guantes, como preguntándoles si todo estaba bien.
Otras personas, incentivadas por el ruido de estos dos señores, asomaron sus cabezas y empezaron a hablar. La mayoría mostrando preocupación.
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“Las mujeres embarazadas deben ser cuidadosas. No enfermarse. Si la madre enferma, el niño en su vientre también enfermará. Así que no se exceda y regrese rápidamente.”
A pesar de los regaños que escuchó casi todo el día, Kalia sentía calidez en su corazón cada vez que los escuchaba. Casi tan cálidos como los guantes que ahora tenía en sus manos. Esos corazones preocupados eran tan cálidos. Kalia ni siquiera estaba segura si salía a caminar seguido. Quizá, ser vulnerable era ahora una extensión de ella.
Allen y Humming sonrieron levemente, mientras observaban la situación, como si estuvieran al tanto de los sentimientos de Kalia.
Habiendo comprado frutas frescas, decidieron regresar lentamente a casa y escuchar el consejo de los aldeanos de no excederse.
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“Las nuevas manzanas están deliciosas. Toma unas y prueba.”
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“Gracias. Huelen realmente bien.”
La sra. Bleier le dio algunas manzanas que Kalia no pudo comprar.
Al recibirlo, redondos y lujuriosamente brillantes, Kaia tragó saliva y sin darse cuenta cogió uno y lo partió por la mitad.
¡Woosh!
La dura manzana se partió a la mitad y los atónitos sra. Beier y sr. Archer, del puesto de vegetales, la miraron con los ojos ampliamente abiertos.
Sólo entonces Kalia se dio cuenta de lo que había hecho y cubrió el momento con una sonrisa extraña.
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“... Estas manzanas se parten fácilmente.”
Con la mitad de la manzana partida en su boca, masticando, Kalia se apresuró en alejarse de ahí.
Humming y Allen sólo sacudieron sus cabezas, murmurando detrás de ella que no parecía fácil pretender ser vulnerable.