CAPITULO 03
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“Sí, ya veo”
Su aguda voz denotó timidez. Kalia era muy quisquillosa respecto a las personas que ingresaban a su territorio.
Un ligero toque en la cabeza o una palmadita en el hombre era una expresión de su afecto y una expresión de confianza.
Cuando ello ocurría, las personas algo confundidas, se sonrojaban y avergonzaban, y Kalia, quien poseía nervios sordos, no entendía el porqué.
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“… Bueno, entonces, traeré a White del establo. Por favor espere, Maestra”
Humming, quien corría de un lado a otro, gritó y desapareció detrás del edificio.
Aunque, tenía un lado algo raro y torpe, Humming era muy sensible también.
Había un montón de asuntos que Kalia debía atender, y ninguno podía ser dejado de lado, sería incorrecto si así lo hiciera.
Sin siquiera agradecerle, Humming pensó que incluso ella podría ser tierna. Kalia lucía tierna mientras murmuraba cosas, desprendiendo un aura de inocencia que alguna vez tuvo cuando era pequeña.
Sonrió mirando en su dirección. Y pronto, regresó con el caballo de Kalia, White.
Puruk-! ~
El enorme caballo blanco, otorgado por el emperador mismo, se paró firmemente frente a Kalia como de costumbre.
El caballo, observándola con sus ojos negros, exhaló por la nariz con entusiasmo. No era un caballo elegante ni tranquilo. Kalia resopló y se detuvo un momento antes de subir a su lomo, ella encontraba a White adorable.
“Ah”
… Está bien.
Después de un breve suspiro, decidió devolver el caballo a Humming y le dijo:
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“Lo siento, ¿podrías regresar a White al establo y prepararme un carruaje?”
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¿Qué? ¿Un carruaje?
Kalia no solía usar carruajes.
No, honestamente, nunca había viajado en uno.
Por lo que, Humming pensó que la había escuchado mal, sin embargo, Kalia asintió en confirmación.
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Un carruaje. Prepara un carruaje por favor.
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Ah, sí. Entendido.
Humming, la observó perplejo, pero fue a buscar un carruaje según se lo solicitó.
Viendo cómo se alejaba, Kalia soltó un suspiro y acarició ligeramente su vientre plano.
Casi cabalgó un caballo sin darse cuenta.
No importa cuán ignorante pueda ser, ella estaba embarazada. Sabía que galopar o cabalgar un caballo en ese estado podría ser peligroso.
No importa cuán talentoso seas, al montar un caballo estabas destinado a conmocionar al cuerpo.
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“Debería ser más cuidadosa en el futuro. No debería actuar de forma inconsistente como suelo hacerlo”
Ella no quería dañar en alguna forma al precioso bebé concebido en ella.
Se lo prometió firmemente, apretando sus puños.
Pronto, subió cuidadosamente al carruaje que Humming trajo para ella.
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“Si va a viajar en carruaje, yo conduciré, ¿me lo permite?
Preguntó Humming, a través de una pequeña ventana. Kalia asintió en respuesta.
Inmediatamente, el carruaje se dirigió hacia el palacio imperial, mientras tanto Kalia, sentada en aquel carruaje conducido por Humming, pensaba en qué debería decirle al príncipe…
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“Hemos llegado, general”
Se abrió un enorme portón, y el carruaje en el que iba Kalia ingresó al palacio.
La oficina del príncipe se encontraba en el segundo piso del palacio occidental, este último solo era accesible pasando el corredor a lo largo del jardín central, más allá del palacio principal.
Humming dejó a Kalia y procedió a dirigirse al almacén de carruajes.
Kalia, quien había escoltado al príncipe desde pequeña, tenía una relación muy cercana con él.
El camino que dirigía a su aislado palacio no era nada nuevo para ella.
A un ritmo tan familiar para ella, atravesó el palacio principal e ingresó al corredor que la dirigiría al palacio occidental.
Del otro lado del corredor, una multitud de varias esposas vestidas deslumbrantemente y adornadas con joyas, quienes eran escoltadas por sus hijos aristocráticos, avanzaban ruidosamente.
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“Oh, Dios mío, Helena, ese collar te sienta maravillosamente, ¿por qué no escogiste un brazalete con el que combinara mejor?
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“El sello mágico del Duque fue grabado ahí, ¿debe ser muy precioso ese regalo?
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¡Lo es! ¡Es la primera vez que veo el sello mágico de Shyman tan cerca! Escuché que vale cientos de dólares cada uno, ¿no es así?
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Eres una gran persona, ¡no es de extrañar!
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¿Cuán envidiosa estarías al saber que a las jóvenes muchachas se les daría su propio brazalete con el sello de Shyman directamente de la señorita Helena?
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“Es solo un pequeño regalo para su viaje. No es nada”
El parloteo de aquellas mujeres, que clamaban alrededor de la hermosa muchacha de ondulante cabellera negra, se detuvo al mismo tiempo que Kalia pasaba frente a ellas.
En ese momento, a pesar del silencio, ella pasó con una expresión indiferente.
De hecho, ella no fue capaz de ver quien estaba frente a sus ojos, ya que aún estaba considerando lo que debía decirle al príncipe.
Estaba a punto de pasar dando un saludo tradicional.
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“Kalia”
Una suave pero fría voz la llamó.
Kalia se detuvo y dirigió su mirada a la mujer que la llamaba.
“Oh, querida”
Hubo un destello de perplejidad en ojos de Kalia, pero fue demasiado breve como para que alguien lo notara.
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¿Cuándo consigo saludarte cuando sueles estar tan ocupada?
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Mis disculpas. Estaba tan perdida en mis pensamientos que no la vi. ¿Cómo ha estado?
Helena, arqueó las cejas como si estuviera decepcionada de la ligera disculpa, pero inmediatamente relajó su rostro.
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“Bien, como puedes ver. Ven a visitarme al menos una vez, no te he visto en estos días. ¿Tienes alguna herida?, ¿disfrutaste de las galletas que te envié la última vez?”
Extendió su mano, y con un ligero toque acarició la mejilla de Kalia.
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“Luces muy delgada”
Sus ojos que expresaban preocupación estaban llenos de dulzura, como si fuera su madre.
El toque en su mejilla era increíblemente gentil y placentero, y aún así era frío al mismo tiempo.
Kalia miró a la hermosa mujer que la observaba con preocupación.
“Madame Helena”
Una delicada belleza, cuya edad no podía ser inferida.
Sus oscuros ojos verdes mostraban claramente que era mitad elfa.
A pesar de tener más de 50 años, era una misteriosa mujer que poseía la belleza de una joven de veinte años y era alabada como la reina de la alta sociedad.
Y era la mamá de Shyman.
Era la mujer que se convertiría en la abuela del bebé que Kalia llevaba en su vientre, y la anfitriona de la casa del Duque donde ella se crió.
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“La chef Karin ha traído a una buena cierva esta vez. Ven a verme en un par de días. Kalia, quiero cocinar para ti, ya que siempre haz protegido al príncipe, a nuestro país, y a nuestro Shyman”
Sus afectuosas palabras fueron admiradas por la señora Hoberts, quien permanecía de pie detrás de ella.
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“¡Qué dulce de su parte, Madame Helena! General Kalia, he escuchado que Helena es como su propia madre”
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“Por supuesto. La general es el orgullo de Shyman y el Duque. Es hermosa, pero creció siendo como un hermano para Shyman…”
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“Es una historia famosa en la sociedad. Un cuento sobre la amistad entre el Shyman de Madame y la General Kalia”
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“Oh, bueno, parece que he estado hablando de más. Ya sabe, ya que es tan conocido”
Helena mordió su labio inferior como si estuviera avergonzada y sonrió alegremente.
Kalia solo observó a Helena, quien permaneció en silencio.
“Bueno, estoy orgullosa de nuestro Duque”
Era verdad que ella había crecido con el Duque, pero no crecieron con ella tratando a Shyman como su “hermano” como había dicho Helena.
Ella siempre había usado el último cuarto de un anexo pobremente iluminado, y el mismo comedor que la servidumbre.
Durante las vacaciones de la escuela, cuando iba a asistir al baile, tuvo que obtener el permiso de Helena para encontrarse con Shyman.
¿Qué niño de una casa noble necesitaba el permiso de su madre para ir a ver a su hermana?
Incluso una vez, se cuestionó si Kalia alguna vez estuvo incluida en el “nosotros” del que hablaba Helena.
“… Bueno, debería, pero no me importa”
De hecho, es una historia ficticia el que una niña de los barrios bajos sea acogida por la familia de un Duque solo porque una vez salvó la vida de uno de ellos.
Ella no era la protagonista de tal novela romántica, así que eso no era lo que iba a pasar…
En ese sentido, Kalia se había convertido en la quinta de los hijos del emperador y la tercera niña de este. Ella había salvado la vida del príncipe ya cuatro veces.
Pero ahora, ¿Cuál era el sentido de ser su hija ahora?
Kalia pensó esto fríamente.
Helena solía ser lo suficientemente amable para exagerar cuando se topaba con gente de tal multitud.
No era tan malo pasar como el lindo truco de aquella dama que buscaba verse bien.
De todas formas, era cierto que gracias al Duque había terminado donde estaba ahora.
Kalia dibujó en sus labios una sonrisa, y empezó a hablar mientras tomaba delicadamente la mano que Helena tenía en su mejilla.
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“Gracias por tu preocupación. Te veré pronto, si tengo tiempo”
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“Es una promesa. Es un deber. Me disculpo, pero voy muy tarde por conversar con la emperatriz Michelle ya que ha pasado bastante tiempo. No me dejaba irme ya tenía bastante que preguntar acerca de Shyman. Fue muy difícil, así que si me disculpas…”
Con ello, Helena miró fijamente a Kalia.
Ella no sabía que estaba buscando exactamente en los ojos de Kalia, pero esta respondió con una sonrisa indiferente.
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“Ya veo, espero que haya disfrutado su estadía”
Su respuesta pareció satisfacer gratamente a Helena, ya que Helena respondió con una intensa sonrisa.
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“Por supuesto, me retiro entonces”
Helena pasó de largo a Kalia.
“…!”
Por un momento, Kalia sintió que su cabeza palpitó.
El murmullo que percibían sus oídos de pronto se ahogó, ya fuera por el sonido del viento o el sonido de las olas, se consumió como la arena y desapareció en poco tiempo.
Con el ceño fruncido y una mano sosteniendo su oreja, Kalia miró instintivamente detrás de ella.
Junto a la multitud de ruidosas admiradoras, Helena ya había desaparecido.
El extraño silencio en aquel vacío pasillo solo era una sacudida insonora.