ESTE NIÑO NO ES TUYO (NOVELA) capítulo 3
Capítulo 3ESTE NIÑO NO ES TUYO (NOVELA)hace 12 meses
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CAPITULO 03

 

Su aguda voz denotó timidez. Kalia era muy quisquillosa respecto a las personas que ingresaban a su territorio.

Un ligero toque en la cabeza o una palmadita en el hombre era una expresión de su afecto y una expresión de confianza.

Cuando ello ocurría, las personas algo confundidas, se sonrojaban y avergonzaban, y Kalia, quien poseía nervios sordos, no entendía el porqué.

Humming, quien corría de un lado a otro, gritó y desapareció detrás del edificio.

Aunque, tenía un lado algo raro y torpe, Humming era muy sensible también.

Había un montón de asuntos que Kalia debía atender, y ninguno podía ser dejado de lado, sería incorrecto si así lo hiciera.

Sin siquiera agradecerle, Humming pensó que incluso ella podría ser tierna. Kalia lucía tierna mientras murmuraba cosas, desprendiendo un aura de inocencia que alguna vez tuvo cuando era pequeña.

Sonrió mirando en su dirección. Y pronto, regresó con el caballo de Kalia, White.

Puruk-! ~

El enorme caballo blanco, otorgado por el emperador mismo, se paró firmemente frente a Kalia como de costumbre.

El caballo, observándola con sus ojos negros, exhaló por la nariz con entusiasmo. No era un caballo elegante ni tranquilo. Kalia resopló y se detuvo un momento antes de subir a su lomo, ella encontraba a White adorable.

“Ah”

… Está bien.

Después de un breve suspiro, decidió devolver el caballo a Humming y le dijo:

Kalia no solía usar carruajes.

No, honestamente, nunca había viajado en uno.

Por lo que, Humming pensó que la había escuchado mal, sin embargo, Kalia asintió en confirmación.

Humming, la observó perplejo, pero fue a buscar un carruaje según se lo solicitó.

Viendo cómo se alejaba, Kalia soltó un suspiro y acarició ligeramente su vientre plano.

Casi cabalgó un caballo sin darse cuenta.

No importa cuán ignorante pueda ser, ella estaba embarazada. Sabía que galopar o cabalgar un caballo en ese estado podría ser peligroso. 

No importa cuán talentoso seas, al montar un caballo estabas destinado a conmocionar al cuerpo.

Ella no quería dañar en alguna forma al precioso bebé concebido en ella.

Se lo prometió firmemente, apretando sus puños.

Pronto, subió cuidadosamente al carruaje que Humming trajo para ella.

Preguntó Humming, a través de una pequeña ventana. Kalia asintió en respuesta.

Inmediatamente, el carruaje se dirigió hacia el palacio imperial, mientras tanto Kalia, sentada en aquel carruaje conducido por Humming, pensaba en qué debería decirle al príncipe…








Se abrió un enorme portón, y el carruaje en el que iba Kalia ingresó al palacio.

La oficina del príncipe se encontraba en el segundo piso del palacio occidental, este último solo era accesible pasando el corredor a lo largo del jardín central, más allá del palacio principal.

Humming dejó a Kalia y procedió a dirigirse al almacén de carruajes.

Kalia, quien había escoltado al príncipe desde pequeña, tenía una relación muy cercana con él.

El camino que dirigía a su aislado palacio no era nada nuevo para ella.

A un ritmo tan familiar para ella, atravesó el palacio principal e ingresó al corredor que la dirigiría al palacio occidental.

Del otro lado del corredor, una multitud de varias esposas vestidas deslumbrantemente y adornadas con joyas, quienes eran escoltadas por sus hijos aristocráticos, avanzaban ruidosamente.

El parloteo de aquellas mujeres, que clamaban alrededor de la hermosa muchacha de ondulante cabellera negra, se detuvo al mismo tiempo que Kalia pasaba frente a ellas.

En ese momento, a pesar del silencio, ella pasó con una expresión indiferente.

De hecho, ella no fue capaz de ver quien estaba frente a sus ojos, ya que aún estaba considerando lo que debía decirle al príncipe.

Estaba a punto de pasar dando un saludo tradicional.

Una suave pero fría voz la llamó.

Kalia se detuvo y dirigió su mirada a la mujer que la llamaba.

“Oh, querida”

Hubo un destello de perplejidad en ojos de Kalia, pero fue demasiado breve como para que alguien lo notara.

Helena, arqueó las cejas como si estuviera decepcionada de la ligera disculpa, pero inmediatamente relajó su rostro.

Extendió su mano, y con un ligero toque acarició la mejilla de Kalia.

Sus ojos que expresaban preocupación estaban llenos de dulzura, como si fuera su madre.

El toque en su mejilla era increíblemente gentil y placentero, y aún así era frío al mismo tiempo.

Kalia miró a la hermosa mujer que la observaba con preocupación.

“Madame Helena”

Una delicada belleza, cuya edad no podía ser inferida.

Sus oscuros ojos verdes mostraban claramente que era mitad elfa.

A pesar de tener más de 50 años, era una misteriosa mujer que poseía la belleza de una joven de veinte años y era alabada como la reina de la alta sociedad.

Y era la mamá de Shyman.

Era la mujer que se convertiría en la abuela del bebé que Kalia llevaba en su vientre, y la anfitriona de la casa del Duque donde ella se crió.

Sus afectuosas palabras fueron admiradas por la señora Hoberts, quien permanecía de pie detrás de ella.

Helena mordió su labio inferior como si estuviera avergonzada y sonrió alegremente.

Kalia solo observó a Helena, quien permaneció en silencio.

“Bueno, estoy orgullosa de nuestro Duque”

Era verdad que ella había crecido con el Duque, pero no crecieron con ella tratando a Shyman como su “hermano” como había dicho Helena.

Ella siempre había usado el último cuarto de un anexo pobremente iluminado, y el mismo comedor que la servidumbre.

Durante las vacaciones de la escuela, cuando iba a asistir al baile, tuvo que obtener el permiso de Helena para encontrarse con Shyman.

¿Qué niño de una casa noble necesitaba el permiso de su madre para ir a ver a su hermana?

Incluso una vez, se cuestionó si Kalia alguna vez estuvo incluida en el “nosotros” del que hablaba Helena.

“… Bueno, debería, pero no me importa”

De hecho, es una historia ficticia el que una niña de los barrios bajos sea acogida por la familia de un Duque solo porque una vez salvó la vida de uno de ellos.

Ella no era la protagonista de tal novela romántica, así que eso no era lo que iba a pasar…

En ese sentido, Kalia se había convertido en la quinta de los hijos del emperador y la tercera niña de este. Ella había salvado la vida del príncipe ya cuatro veces.

Pero ahora, ¿Cuál era el sentido de ser su hija ahora?

Kalia pensó esto fríamente.

Helena solía ser lo suficientemente amable para exagerar cuando se topaba con gente de tal multitud.

No era tan malo pasar como el lindo truco de aquella dama que buscaba verse bien.

De todas formas, era cierto que gracias al Duque había terminado donde estaba ahora.

Kalia dibujó en sus labios una sonrisa, y empezó a hablar mientras tomaba delicadamente la mano que Helena tenía en su mejilla.

Con ello, Helena miró fijamente a Kalia.

Ella no sabía que estaba buscando exactamente en los ojos de Kalia, pero esta respondió con una sonrisa indiferente.

Su respuesta pareció satisfacer gratamente a Helena, ya que Helena respondió con una intensa sonrisa.

Helena pasó de largo a Kalia.

“…!”

Por un momento, Kalia sintió que su cabeza palpitó.

El murmullo que percibían sus oídos de pronto se ahogó, ya fuera por el sonido del viento o el sonido de las olas, se consumió como la arena y desapareció en poco tiempo.

Con el ceño fruncido y una mano sosteniendo su oreja, Kalia miró instintivamente detrás de ella.

Junto a la multitud de ruidosas admiradoras, Helena ya había desaparecido.

El extraño silencio en aquel vacío pasillo solo era una sacudida insonora.




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