ESTE NIÑO NO ES TUYO (NOVELA) capítulo 16
Capítulo 16ESTE NIÑO NO ES TUYO (NOVELA)hace 12 meses
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Toc, Toc~

 

Kalia, quien había estado empaquetando su maleta por un tiempo, giró su cabeza ante el sonido de un suave toque a la puerta.

 

 

Parte de la puerta doble se abrió, un hombre de cabellera negro, alto y esbelto entró a la habitación con una gentil sonrisa. 

Cuando ella vio al hombre que tenía el cabello atado hacia atrás, asintió ligeramente y respondió. 

 

 

Finalmente, hoy. 

Kalia suspiró y observó las maletas apiladas como montañas. 

Finalmente, ella estaba dejando el sistema de castas del lugar. Dejando eso, la familia imperial, y Shyman, yéndose lejos. 

 

 

Kalia, quién levantó la última maleta, levantó la vista hacia al vagón donde las maletas estaban apiladas, y asintió ligeramente. 

Un hombre sorprendido se acercó y arregló el equipaje por ella. 

 

 

Con el consiguiente regaño, su voz fue muy severa y estaba llena de preocupación.

 

 

Kalia respondió rápidamente, bloqueando algún otro regaño, antes de resoplar como si quisiera decir unas cuantas palabras más.

Mirando a los ojos al hombre, Kalia rio. 

El nombre del hombre era Allen McEcker. 

Aunque por su alta y esbelta figura, no parecía ser una persona que había pasado la mayor parte de su vida estudiando, él era bastante inteligente y un doctor. 

A diferencia de su sofisticada apariencia, él era un hombre lleno de afecto y regaños.

 

 

Él también era su nuevo doctor personal. 

Sólo dos semanas antes, después de enterarse que estaba embarazada, Kalia visitó inmediatamente a la Sra. Arendi.

La medicina era un conocimiento de primer nivel que requería bastante paciencia y dinero para estudiarlo. 

Lo que podía ser manejado con magia o poderes divinos era principalmente lo concerniente a 'regeneración', mientras que el resto aún era del campo de la medicina, así que el estatus social de los doctores era alto. 

Sin embargo, la medicina era estudiada mayormente por mujeres nobles acomodadas, e incluso aristócratas con un gran deseo intelectual se involucraban en ello.

Como Allen había dicho antes, era un campo costoso, así que él solía ser patrocinado por familias ricas. Luego, estudió y se tituló como doctor, y se convirtió en el doctor de la familia patrocinadora.

La Sra. Arendi también era una doctora patrocinada por Kalia hace más de siete años.

Ella era buena, siempre pulcra, y lo más importante, su palabra era de confianza y difícil de contradecir.

Ella pudo decirle a Kalia que estaba embarazada, pero el problema fue que no pudo ir con ella.

La Sra. Arendi, quien estaba casada y tenía ahora un niño de cuatro años, era incapaz de dejar la capital debido a su familia.

Pero una mujer embarazada necesitaba un doctor, por lo que la Sra. Arendi le presentó a su primo, Allen.

 

 

Habiendo dicho eso, le presentó a Allen ya que tenía mucho conocimiento sobre embarazos y partos.

Ella dijo que era debido a que su esposa había fallecido mientras daba a luz hace seis años.

Con esas observaciones, Kalia aceptó la recomendación de la Sra. Arendi e hizo una cita para conocerlo.

Tenía muchos ojos sobre ella dentro de su mansión, así que hizo dicha cita en el centro de la ciudad.

Sin embargo, no tuvo más opción que llevarlo a la mansión ya que se había desmayado en la transgresión previa.

Tan pronto como se despertó, Kalia le pidió ser el doctor en jefe.

Él asintió, luego de pensar por un largo tiempo sobre su oferta.

La razón por la que aceptó ser su doctor fue decido a que cuando la vio sola, sin nadie que cuide de ella, decidió ser el que la regañe.

Previa a la aceptación de Allen de ser su doctor, Kalia señaló que ahora ella podía dejar la capital.

Si él hubiese pensado en establecerse en la capital, entonces hubiese sido una carga para él ser su doctor personal e irse con ella.

Sin embargo, Allen señaló que él podía ir a donde fuera poco después de ingresar a la capital.

Pero, la verdad era que para cualquier forastero era difícil responder al caos de la capital. Era algo bueno para Kalia.

 

 

Madre.

 

Siempre había sido una palabra que debilitaba a Kalia.

Al mismo tiempo, también era una palabra que la alentaba a tomar nuevas y mejores decisiones.

 

“Sí, soy una madre. Una mamá”

 

Después de pensar por un momento, Kalia cerró su boca fuertemente y asintió vigorosamente.

Allen sonrió inconscientemente como si ella fuera una buena estudiante.

 

‘A diferencia de los crueles rumores de ella siendo una loca por sangre o tener un tamaño corporal monstruoso, la General Kalia era una persona mucho más cálida de lo que imaginaba’

 

Cuando había visto a Kalia por primera vez en un sombrero de ala ancha y en un sombrío vestido, de hecho, él había duda de que esa mujer era la legendaria Kalia.

Pero, tan pronto vio las callosidades en las palmas de sus manos y la gran corte de una espada que cruzaba su sólido abdomen, cambió de parecer.

No había muchas otras cicatrices en su blanca piel, aunque tenía uno en su estómago.

Sólo tenía una cortada profunda en su cintura, piel maltratada, y una herida de la punta de una flecha.

Intentando no lucir sorprendido, Allen terminó su primer tratamiento pretendiendo estar calmado.

 

‘Intentar juzgar a una persona por la primera impresión. Como esperaba, aún tengo un largo camino por recorrer.’

 

Allen hizo su tratamiento con humildad, lamentando haber sido una persona tonta y ciega.

No importaba que tan hermosa era como mujer, o incluso como una futura madre con un bebé en su vientre, ella aún era una heroína que trajo paz al Imperio y era un símbolo de victoria.

Sólo era correcto tratarla con más respeto que a nadie.

 

 

Allen, quien se encaminó de antemano, movió el vagón que llevaba el equipaje de Kalia hacia el primer carruaje que estaba a la espera. Luego, corrió torpemente de regreso a las escaleras y extendió su mano hacia ella.

 

 

Quedaban sólo algunos escalones cuando él se apresuró a escotarla, la sobreprotección de Allen eventualmente terminó haciéndola reír.

 

 

Allen sonrió y lentamente bajó las escaleras, sosteniendo la mano de Kalia.

 

 

Kalia se estremeció ante la sobreprotección del inquieto hombre, pero, por otro lado, pensó que podría beneficiarla.

Pensó que no sería mala idea tener una persona que fuera sensible a su lado.

Los dos caminaron lentamente y se detuvieron frente al carruaje listo afuera del vestíbulo.

Junto al carruaje se encontraba de pie un mayordomo, quien se mantuvo solo en la mansión, para despedirse de Humming, quien estaba calmando a los caballos.

Primeramente, Kalia, quien se acercó a Humming, habló con una preocupación genuina.

 

 

Respondiendo a los fuertes deseos de la joven que tenía los ojos centelleantes, finalmente, Kalia levantó sus manos en rendición.

Humming no tenía familia.

Hace tres años, las enfermedades empeoraron, y no sólo su mamá y papá, sino también su hermano menor, fallecieron.

Ella dijo que no quería quedarse sola, así que sostuvo los pantalones anchos de Kalia mientras Kalia estaba despidiendo a los empleados, y lloró suplicando que le permita quedarse.

Incluso la amenazó con decirle todo a Shyman si Kalia la dejaba.

Estupefacta, Kalia estalló en risas, y finalmente decidió llevar a Humming con ella.

De todas formas, necesitaba a alguien que la asistiera en una región distante.

Así, Kalia, Humming y Allen decidieron irse juntos.

Kalia puso a disposición la mayor parte de sus propiedades a excepción de la mansión.

Así que algunas de sus nuevas fortunas fueron gastadas en comprar oro como regalo para los soldados y ejecutivos, y para consolar a los empleados que habían sido abruptamente despedidos.

También se deshizo de toda su ropa habitual y compró ropa nueva, incluyendo un cómodo vestido que nunca había usado antes.

Sin embargo, incluso con eso, el dinero gastado fue menos del 20% del monto total.

Los artículos más caros fueron pergaminos de transportación y pergaminos para borrar rastros.

Ella compró docenas de pergaminos sólo de la calidad más fina.

El dinero gastado para eso sólo excedió otro total de 15% de su riqueza.

Sin embargo, a su riqueza, el cual le había sido dado como recompensa de guerra, aún le quedaba tanto, que el monto dejaba a unos cuantos nobles y sus riquezas por los suelos.

Kalia miró hacia atrás torpemente, sosteniendo el dobladillo del vestido que revoloteaba alrededor de sus tobillos.

Jacob, el mayordomo, estaba de pie ahí. Tenía ojos llorosos, un par de arrugas y presumía un bigote que estaba recortado en una bonita forma, dándole una profunda y aguda impresión.

Ella estaba extrañamente aliviada de ver al usualmente organizado y ocupado mayordomo.

Kalia se acercó a él y le dijo.

 

 

Él cruzó sus brazos y muñecas de una forma reservada, dándole una reverencia a fin de mostrar el máximo respeto por su maestra.

 

“En un fresco día, hay elegancia y gracia en cada movimiento.”, había dicho cuando ella estaba a cargo de los malhechores entre los Caballeros Reales.

 

Jacob no cuestionó las palabras de Kalia el día en que, repentinamente, recibió la orden de empacar todas sus pertenecías.

Sin preguntar nada ni haciendo suposiciones, Jacob siguió sus órdenes.

Ella estaba tan agradecida.

Hace cuatro años, Kalia rescató a Jacob, quien tenía que dejar la capital después de ser expulsado del Ducado de los Terloan, a quienes le había dedicado más de 30 años de su vida, debido a ‘alguna amenaza’. Entonces, ella lo llevó a su mansión.

Kalia se alabó a sí misma por la mejor decisión que había tomado en la última década, ya que Jacob era el mayordomo perfecto, seguidor y soporte.

Kalia dudó por un momento, antes de sacar una carta y tendérsela a Jacob.

 

 

Aunque ella no dijo el nombre, ambos sabían.

La persona que se sentiría más traicionada por el hecho de que ella haya desaparecido.

La misma persona que era la razón por la que ella tenía que dejar la capital.

 

El mayordomo sonrió amablemente y puso la carta en su bolsillo interior cuidadosamente.

Kalia observó por un momento a la mansión vacía y luego entró al carruaje.

Jacob se mantuvo de pie allí y vio a Kalia hasta que el carruaje dio la vuelta en la entrada de la mansión y ya no pudo verse, ni siquiera, el polvo persistente y disperso.

 

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