ESTE NIÑO NO ES TUYO (NOVELA) capítulo 15
Capítulo 15ESTE NIÑO NO ES TUYO (NOVELA)hace 12 meses
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CAPÍTULO 15

 

El dobladillo de la falda de Kalia barrió el suelo de madera.

El grupo mercenario, quienes estaban haciendo un escándalo a tempranas horas como si sólo fuera una refrescante caminata por el parque, hicieron silencio de repente. La impresión podía verse en sus rostros cuando vieron a Kalia acercarse a ellos.

Mientras la mujer que vestía un mezquino vestido de alta clase con un sombrero de ala ancha se acercaba, los mercenarios la observaron con miradas agudas.

Aunque el vestido no lucía lujoso, definitivamente lucía como lo que vestiría alguien de la nobleza.

Pensando que sería una molestia tener de enemigo a alguien de la nobleza, los mercenarios se esforzaron por hablar con un tono amenazante con el fin de echarla antes de que algo se les saliera de las manos.

Kalia ignoró al hombre que estaba soltando palabras ofensivas, sin molestarse en mirarlo. En vez, caminó hacia la empleada cuya muñeca estaba siendo sujetada por otro miembro del grupo de mercenarios.

Entonces, en un ágil movimiento, bajó su tenedor, apuñalando el dorso de la mano del hombre.

¡Pak! ~

El hombre chilló cuando el tenedor atravesó su hueso, los crujidos se escucharon claramente. El tenedor había sido clavado con tanta fuerza que estaba atorado en la palma de la mano del hombre, arraigado y sin ningún signo de poder deslizarse fuera.

Curiosamente, apenas salpicó sangre.

Sorprendido, el hombre rápidamente retrajo su mano antes de retroceder y gritar frenéticamente a sus hombres, dejando caer su muñeca mientras agitaba su mano.

Los hombres que rodeaban a las dos mujeres hicieron una expresión sombría y empezaron a atacar a Kalia.

‘No puedo creer que la seguridad sea así de mala. Tengo que revisar a las guardias después. Necesitamos incrementar el número de patrullas. Tengo bastante que hacer antes de poder irme.’

Pensando que eran muy lentos, Kalia elevó el abanico que tenía en su otra mano.

Era un desperdicio usar palabras con esas personas.

Mientras los mercenarios se acercaban, ella golpeó la cabeza de los hombres, uno por uno, con su abanico.

¡Bam! ¡Bam! ¡Bam! ~

Golpeado por el abanico, los hombres cayeron uno tras otro, estrellándose con el piso, como si hubiesen sido golpeados por un martillo en lugar de un abanico.

Sus bocas burbujeantes y sus ojos arrugados mostraron que tan fuertes habían sido los ataques del abanico.

‘Son débiles, incluso comparados con el soldado más simple. Qué patético’

Kalia observó fríamente a los hombres que yacían en el suelo y luego giró hacia el último.

Deliberadamente dejó a ese hombre intacto.

Ese hombre no podía ser perdonado con sólo un golpe en la cabeza.

Él había sido el único que había abofeteado a la camarera y se había reído de ello.

Kalia miró al hombre, levantó su abanico y golpeó la mejilla del hombre.

¡Bofetada! ~

El lugar golpeado fue definitivamente la mejilla, pero el sonido de huesos rompiéndose pudo escucharse.

Sin piedad y sin ningún signo de duda, Kalia abofeteó al hombre en el otro lado de su rostro.

¡Bofetada! ~

La mano de Kalia golpeó la otra mejilla del hombre una vez más antes de que su grito terminara.

¡Bofetada! ~

¡Bofetada! ~

¡Bofetada! ~

Una, y otra vez…

El hombre cayó gritando con toda su alma, con ambas mejillas bastante hinchadas.

El hombre miró a Kalia, temblando por dentro.

Kalia ni se molestó en mirar a un hombre como él y golpeó la parte superior de su cabeza con el abanico.

Bam~

El hombre cayó hacia atrás con estrépito.

El hombre con el tenedor atravesado en su mano, gritó mientras observaba la escena.

Kalia, quien respondió amablemente, se acercó al hombre y sonrió.

Ella sonrió nuevamente y repitió las palabras que el hombre había dicho hace un rato.

Los labios del problemático tipo temblaron y empezó a arrastrarse hacia atrás.

Pronto, Kalia observó como él se puso de pie y rápidamente corrió hacia la puerta mientras ella agarraba una botella de cerveza de una mesa cercana.

Con un sonido de traqueteo, la puerta se abrió, y el hombre estaba a punto de huir, pero, de repente…

¡Pok! ~

La botella de cerveza que Kalia estaba sosteniendo golpeó la parte trasera de la cabeza del hombre.

Sorprendentemente, ya que Kalia tiene un impresionante control de su fuerza, sólo la parte trasera de su cabeza se rompió, pero no la botella.

Gritando, el hombre rodó por el piso.

Kalia chasqueó la lengua, y una pequeña sombra apareció junto a ella.

Tan pronto como la amenaza desapareció, el niño que había estado observando con la mirada vacía corrió hacia los brazos de su madre y lloró.

A pesar de que su madre era la que había sido herida, el niño lloró lastimosamente, lloriqueando como si él hubiese sido herido.

La pequeña mano del niño acarició la hinchada y roja mejilla de su madre antes de envolver sus manos alrededor de su cuello, abrazándola.

Una chispa brilló en los ojos de Kalia mientras observaba la escena.

‘¿Pensaste que sólo lo mataría aquí? Lo llevaré al callejón, y después estará tranquilo.’

Mientras pensaba eso, Humming, quien había corrido a la cocina, sacudió su cabeza, sujetando la muñeca de Kalia.

Humming tenía razón.

Entonces tengo que intervenir nuevamente antes de irme. 

Mientras se tranquilizaba a sí misma con tales pensamientos, la mujer, la madre y el niño, se acercaron y agradecieron a Kalia.

Abrazando al niño fuertemente, la mujer sonrió como si no fuera nada.

De alguna forma, Kalia sintió amargura y no pudo simplemente regresar la sonrisa y reírse de todo ello tan casualmente.

La mujer, Karen, sonrió torpemente, señalando atrás al hombre de cabellera negra.

Kalia sujetó su frente como si se avergonzara de sus palabras.

Nunca pensé que me toparía con el doctor que venía verme.

Ella observó a Allen, quien se había desmayado finamente, sacudió su cabeza, y se acercó a él.

Lo sujetó, aturdida, y lo levantó antes de pedirle a Humming que consiga un carruaje.

El carruaje llegó pronto, y Kalia, quien puso a bordo primero a Allen, regresó a la tienda mientras pensaba en algo.

Karen y su hijo, quienes estaban de pie viendo a la chica irse, abrieron sus ojos en sorpresa cuando ella regresó.

Dijo Kalia y recogió, de la mesa en la que estaba sentada hace rato, la pintura que el niño le había dado.

El niño se sonrojó al ver que ella tomó la pintura con una ligera sonrisa.

Cuando estaba a punto de irse, ella giró nuevamente y se acercó al niño.

El niño abrió ampliamente los ojos y, pronto, asintió fuertemente ante su oferta.

Kalia, quien estaba sonriendo, acarició la cabeza del niño y dijo.

¡La academia de los caballeros Tacskate!

Era una academia privada de caballeros dirigida por la General Kalia.

A diferencia de la academia imperial, no era de gran escala, pero si no fuera porque tenía muchas personas talentosas y hábiles, no sería considerado un lugar de honor e integridad.

Por supuesto, había aristócratas que se negaban a tomar las mismas clases que la gente común. Sin embargo, ya que el propietario de la academia era también de la gente común, ella no gastaba mucha energía en forzar a los aristócratas a asistir a las clases junto a los plebeyos. 

Además, sólo porque quieras ir, no significa que puedas ir allí.

‘¿Quién diablos es esta?’

Karen estaba estupefacta.

Clark tiró de la falda de su madre.

Los ojos del niño brillaron, mostrando un entusiasmo febril.

El niño quería ir allí, pero no molestó a su madre porque temía que pudiera ser una carga.

Karen sintió pena, y aunque lo sintiera, sonrió y preguntó con una voz suave.

El niño, quien estaba leyendo las expresiones de su madre, asintió débilmente.

Luego Karen habló, acariciando la cabeza de Clark.

Karen, quien había estado viendo el rostro iluminado de su niño por un tiempo, subió la mirada y sus ojos se encontraron con los de Kalia.

Reacia, se acercó a Kalia y la abrazó.

Kalia se estremeció ligeramente ante el íntimo contacto y aprecio de un extraño.

Mientras ella estaba de pie en una postura rígida, sin saber que saber, Karen sonrió y soltó Kalia.

La vacilante Kalia sacudió su cabeza nuevamente.

Habiendo dicho esto, giró apresuradamente y entró al carruaje.

Sus mejillas estaban ardiendo.

Tosió avergonzada y le dijo al conductor que pusiera en marcha el carruaje.

Clark gritó mientras agitaba ampliamente sus manos.

Justo a tiempo, llegaron los guardias, y Kalia apretó la mano de la madre desde el carruaje, agitando tímidamente mientras veía a Clark entrar a la tienda.



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