Traducción: *AeruginosaNat*
CAPÍTULO 62 - ¡SORPRESA!
El cielo había oscurecido cuando Yan Luan recuperó la conciencia, mientras sus hermanos hablaban de la situación política actual.
“¿Finalmente despertaste?… Ya era hora” Dijo Yang Jing quien notó los movimientos de Yan Luan pues la tenía entre sus brazos mientras dormía.
Él dirigió su mirada hacia ella, solo para ver cómo parpadeaba somnolienta y observaba a su alrededor aún algo confusa, entretanto Yan Dao le ofrecía una taza de té caliente.
“Hermano mayor, ¿Qué estamos haciendo aquí?” Tomó un sorbo de té y le devolvió la taza a Yan Dao, mientras acariciaba su rostro contra el ancho pecho de Yang Jing, parpadeando y observando el brillo a su alrededor.
“Hemos preparado un regalo especial para ti, despertaste en un buen momento, habría sido una pena si te lo perdías”. Dijo Yang Jing sonriente, parándose y llevando a Yuan Luan entre sus brazos al jardín.
Una vez que Yan Luan aterrizó sus pies, se dio cuenta que las flores del jardín estaban en plena floración y liberaban un aroma exquisito que se apoderaba del aire frío de la noche.
Había un grupo de epifanías blancas como la nieve que estaban en su máximo esplendor, por lo que no pudo evitar arrodillarse para poder mirarlas más de cerca, “Tan hermosas…” Suspiró contenta.
“La noche que naciste las flores de la mansión se veían mucho más hermosas que ahora”. Los ojos de Yang Jing resplandecían al recordar esa gran ocasión que aparecía tan claramente en sus pensamientos, a pesar de que habían pasado muchos años.
Entretanto, Yan Dao, quien no podía soportar escuchar un pasado en el que él no había participado, extendió su mano y se aferró a la mano de Yan Luan para llevarla hacia el árbol de laurel. Curiosamente, estaba decorado con diminutos adornos de oro.
“¡Aquí, prueba golpeando uno!” Yan Dao sonrió misteriosamente mientras le pasaba una pequeña vara de oro.
“¿Qué es esto?” Preguntó curiosa mientras miraba la rama en su mano, luego echó un vistazo a los objetos dorados del árbol de laurel que estaban envueltos con cintas de seda.
Ella no comprendía del todo la situación, Yan Dao no pretendía explicar más allá, agarró suavemente su pequeña mano y golpeó una de las pelotas con la rama que sostenía.
*Explosión*
Antes de que ella pudiese reaccionar, un montón de pétalos volaron alrededor de su cara, mientras se encendían los fuegos artificiales.
“Esto es…”
*Explosión*
Brillantes y exagerados fueron los fuegos artificiales que llenaron el cielo del jardín, cuando ella decidió darse vuelta y ver el espectáculo con sus dos maravillosos hermanos, se dio cuenta que Yan Jing, quien se mantuvo alto y estable, estaba encendiendo otro fuego artificial. Él se percató que su hermana le estaba mirando, por lo que sus ojos se suavizaron, mostrándose claramente llenos de amor y admiración por ella.
Lo mismo podía decirse de Yan Dao, quien se aferró a la temblorosa mano de Yan Luan, mientras extendía uno de sus dedos para secar las lágrimas en su cara. “Feliz cumpleaños pequeña Ah Luan.” Dijo suavemente “Mírate, estás llorando de felicidad”.
Yan Jing caminó rápidamente recogiendo algo del suelo donde habían explotado los pétalos previamente, antes de hablar con Yan Luan.
Resultó ser un pañuelo bellamente bordado.
“Feliz cumpleaños” Dijo suavemente Yan Jing mientras acariciaba la frente de ella entregando el pañuelo en su mano.
Sobre la seda blanca se podía ver la imagen de una chica tomando siesta frente a una ventana abierta, y al mirar más de cerca, se dio cuenta que la chica se veía igual a ella.
Yan Luan instantáneamente supo quien había creado esto, la punta de su nariz se volvió un poco amarga mientras sus ojos se llenaban de lágrimas otra vez.
Y bajo los deslumbrantes fuegos artificiales, Yan Jing la abrazó y le dio un tierno beso en la cabeza.
“No estés aturdida, ahora anda y abre todos los regalos, son para ti.” Dijo Yan Jing suavemente antes de dejarla ir, pero Yan Dao, no quería que se fuera, así que la abrazó rápidamente por detrás e inclinándose para presionar sus ardientes labios contra sus párpados, la besó suavemente y lamió sus tibias lágrimas, mirándola como el tesoro más hermoso del mundo entero.
“Cumpliste catorce años, no deberías llorar tan fácilmente desde ahora”.
Era un poco raro escuchar a Yan Dao hablar de manera tan dulce y solemnemente, por lo que Yan Luan explotó de risa, ella se paró de puntillas y besó suavemente sus mejillas antes de irse.
“¡Gracias!” Ella sintió su corazón lleno y desbordante de dulzura, se sentía tan excepcionalmente bendecida, que si tuviese una opción, volvería aquí junto con sus hermanos.
Afortunadamente ellos le habían mostrado lo que es el amor y ella estaba muy contenta de que estuviesen ahí.
Los fuegos artificiales en el fondo continuaban sin parar destruyendo las orbes y los pequeños presentes caídos en el suelo, y después de un largo rato, Yan Luan estuvo arrodillada en el piso mientras observaba sus hermosos regalos.
Los presentes que Yan Jing preparó eran cosas pequeñas en comparación a las cosas que ella acostumbraba en su vida diaria, tal como los pañuelos y los juegos de botellas, pero no importaba cuál, todos ellos estaban pintados con una imagen de ella, como si fueran un lienzo para registrar su vida diaria.
Ahora bien, los presentes que preparó Yan Dao eran joyas de todos los tipos, desde aros en forma de flor hasta exquisitos brazaletes tallados, y al igual que su anterior hermano, todas las joyas tenían grabado delicadamente su nombre.
Todos los regalos eran únicos, Yan Luan sabía que debía mantenerlos a salvo toda su vida, pues eran imposibles de reemplazar.
Si los deseos de cumpleaños existieran, ella deseaba que nunca ninguno de los tres se separara.
__________________________
El día de la salida de la princesa YongKang y Yan Rong, el cielo estaba oscuro y sombrío, cerca de tres mil guardias les resguardaban. La princesa YongKang lloraba suavemente mientras tenía a Yan Luan entre sus brazos.
“Madre definitivamente volverá antes del final de la era. Sé buena, escucha lo que tus hermanos digan y no seas obstinada, ¿De acuerdo?”
Yan Luan asintió un poco furiosa mientras su cabeza seguía apoyada en el pecho de su madre, evitando que pudiera irse. No se fue hasta que Yan Jing la apartó, pues ya estaba lista para dejar la ciudad.
“No te preocupes madre, cuidaremos bien de Ah Luan”. Juró Yan Jing solemnemente.
La princesa YongKang asintió, tomó un pañuelo que le había ofrecido una de las criadas para limpiar las lágrimas de sus ojos.
Fijó su mirada en la palma de Yan Jing, la cual seguía en el hombro de Yan Luan, después dirigió su mirada a Yan Dao, observando a ambos hermanos con ojos afilados. “Ah Jing, tu eres el mayor aquí, algunas cosas deben ser pensadas dos veces” Dijo suavemente mientras una luz tenue parpadeaba en lo profundo de sus ojos.
Antes que pudiesen reaccionar, la princesa YongKang entró en su carruaje y ordenó a los sirvientes que empezaran a moverse.
“¿Crees que madre lo sabe?” Preguntó suavemente Yan Luan mientras se inclinaba contra los brazos de Yan Jing.
Yan Jing bajó su mirada detrás del carruaje y miró a Yan Luan “No te preocupes, si ella supiera, te aseguro que todo estará bien.”
Aunque ellos estaban seguros de que nadie sabía nada, sabían que no existían muros impermeables. Debían esperar que su madre no se enterara de esto, pues no era una persona ordinaria.
“Volvamos, se nota que va a llover” Dijo Yan Dao tristemente, esperando que lo que ocurrió recién no le haya afectado totalmente.
En su camino de vuelta, a Yan Luan le dio curiosidad el por qué Yang Rong se resignó de su posición con tanta prisa. Pero Yan Jing era reacio a explicar de más, por eso Yan Dao tomó rápidamente el rol de decirle toda la verdad a ella.
El asesinato había sido la gota que rebalsó el vaso, dejando a la princesa YongKang furiosa, y como era una persona con un posición importante en el país, ella podía ver claramente la situación actual, y si el caos debía ocurrir, ella naturalmente garantizaba que su hijo tomaría el poder.
Eso porque, el día que Yan Rong despertó del coma, ella había preparado una poción.
Era innegable que Yan Rong era un hombre ambicioso, pero al mismo tiempo, él valoraba mucho la vida. Se había vuelto alguien importante a pesar de que casi murió, de ninguna manera bebería la poción.
En lugar de ello, rápidamente se rindió ante la princesa YongKang, resignándose a su rol como el señor de la familia y traspasando todos los asuntos a Yan Jing, incluyendo el sigilo de la familia y su ejército.
Y la razón porque la princesa YongKang se lo llevó con ella a KuaiJi era porque aún lo veía como su marido, aunque no tenía ningún sentimiento por él ya que se habían quemado a lo largo de los años, pero la razón de estar juntos era para reclutar soldados y caballos para su nuevo ejército, sólo en caso de emergencia.
“Bien, ellos se fueron, es hora de limpiar a los perros de Wang”. Murmuró tristemente Yan Dao mientras establecía sin prisa un carruaje en el que estaban sus hermanos. De hecho, él estaba deseoso de pelear tanto pronto se encontrara con Wang AnZhi, pero aunque Yan Jing se había vuelto más fuerte, Yan Rong seguía tomando las decisiones finales como el señor de HuaiYin Hou.
Pero ahora Yan Jing es el nuevo señor, no necesitaba más consideraciones.
Continuará…