ESTE NIÑO NO ES TUYO (NOVELA) capítulo 48
Capítulo 48ESTE NIÑO NO ES TUYO (NOVELA)hace 12 meses
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CAPÍTULO 48



 

Siguiendo a Humming que murmuraba una disculpa, Kalia dijo algo avergonzada.

 

 

Sin embargo, aún no las soltaba de su fuerte abrazo. Sus preocupaciones se revelaban en la rigidez de sus brazos. Allen intentó controlar su respiración exhalando un par de veces, como sintiendo el alivio.

Allen, que las sostuvo un poco más, las soltó lentamente al final. La punta de sus dedos que se alejaban estaban pálidas.

 

 

Habló gentilmente y giró rápidamente para correr hacia la cocina.

A primera vista, les había parecido que sus ojos estaban llorosos.

Kalia y Humming hicieron contacto visual entre ellas.

 

 

Era un hombre que se preocupaba mucho, pero lucía tan agotado como si hubiera envejecido en las últimas horas.

Kalia levantó la cacerola que había rodado por el suelo.

Humming se quedó observándolo y se echó a reír. 

No creí que debía reírse, pero… era tan gracioso.

Allen estaba determinado en ir a salvarlas a las dos cargando una cacerola.

Al final, Kalia acercó su cabeza a la Humming y las dos rieron suavemente.

 

 

Allen, que había calentado algo de vino tinto con limón y canela, gritó con el rostro enrojecido. Lucía avergonzado.

 

 

Gruñendo avergonzado, Allen dejó dos vasos sobre la mesa. La calidez del corazón de Allen se transmitió junto con la calidez de estos.

Humming puso los huevos de dragón en el sofá, se acercó a Allen y lo abrazó por los hombros.

 

 

Allen, que habló con severidad, fingió lanzar un golpe hacia la frente de Humming. Entonces, sus ojos se dirigieron hacia Kalia. Y, preguntó ansiosamente.

 

 

Como si estuviera de acuerdo con ella, Allen miró el vientre abultado de Kalia con cariño.

Allen, dudando al principio, preguntó cautelosamente.

 

 

Nunca había tocado su vientre de esa forma, a pesar de que era su doctor.

Era un hombre educado quien sólo ponía sus manos encima cuando se trataba de atención médica y no tenía ningún otro contacto que no fuera necesario.

Kalia le dio su permiso con una leve sonrisa.

La mano grande y cálida de Allen tocó cuidadosamente el vientre de Kalia.

Como si el bebé hubiera seguido su calidez, pateó en el área en el que estaba la mano de Allen. Era muy listo.

Allen y Kalia sonrieron mientras se miraban.

Humming, que estaba viendo la escena, pensó que los dos encajaban mejor de lo esperado.

Allen, siempre cuidadoso, delicado y de temperamento suave, y Kalia, audaz, un poco indiferente y dura.

 

‘No creo que sea una mala idea el que nos quedemos aquí.’

 

Allen no parecía ansioso de regresar a la capital. Debido a su personalidad, el campo parecía más adecuado para él que la ajetreada y bulliciosa ciudad.

Además, solía pescar peces grandes los fines de semanas ya que era bueno pescando.

Cuando lo hacía, sonreía orgullosamente, casi satisfecho por ello.

 

‘Pero, Kalia…’

 

Humming miró a Kalia, que acariciaba su abultado vientre, sonriendo.

Tenía las mejillas regordetas. Kalia, la mujer embarazada frente a ella, lucía tan hermosa y noble como cualquier dama común.

Por supuesto que la había visto en el bosque, una vez que empuñaba una espada, era diferente, pero de hecho…

Era poco probable que cargara con una espada y fuera a la guerra en una época pacífica como esa.

No, aún si fuera una época de caos y oscuridad, ¿ella no habría corrido hacia allí de todas formas?

 

‘Creo que ya es suficiente.’

 

Humming miró a Kalia, sonriendo silenciosamente.

Durante el tiempo que habían pasado allí, Kalia lucía cómoda.

Descansó mucho y rió mucho, rió mucho más de lo que lo hacía viviendo como la ‘General Kalia’.

En el exterior, Kalia tenía una expresión de paz, pero…

 

‘Pero a veces, muy ocasionalmente, no parece que lo estuviera.’

 

Como alguien que ha perdido un pedazo de su mente, pero aún no sabe que lo ha perdido.

Como la sensación de una vaga ansiedad.

¿Su Maestra realmente quería regresar o quedarse allí?

Humming no se atrevía a intentar descifrar su mente.

 

‘... Pero, ¿quién diablos es el papá del bebé? ¿Por qué Kalia se esconde aquí, tanto lo odia?’

 

No creía que fuera una persona corriente. Se trataba del amante de Kalia. 

Hasta entonces, Humming tampoco se había atrevido a preguntárselo. Dedujo que era algo que no podía hacer.

 

‘Espera, un amante… ¿no? Si se trata de un amante, no creo que lo conozca.’

 

Humming recordó de repente a unos pocos hombres que no eran sus amantes pero habían estado cerca a ella.

La primera persona que le vino a la mente fue, sin lugar a dudas, el Duque Shyman Terloan.

El siguiente era el príncipe heredero, y también estaba el diputado Derek, pero este estaba casado.

 

‘... ¿No hay nadie más?’

 

Pensando en ello, Humming abrió ampliamente los ojos. 

Fue porque pensó en que una de las dos primeras personas que le vinieron a la mente podría ser el papá del bebé.

 

 

Humming se apresuró a cerrar la boca con leve jadeo.

De cualquier forma, el que uno de ellos fuera el padre del bebé pondría de cabeza al imperio.

De repente, el corazón de Humming empezó a latir violentamente.

Aunque había estado esperando el nacimiento del bebé hasta entonces, se preguntó si podría lidiar con su nacimiento en ese momento.

 

‘No, no es algo con lo que yo pueda lidiar.Pero… ¡pero!’

 

 

Sorprendida y extrañada, Kalia le preguntó a Humming, quién lucía aturdida y mantenía su boca cerrada.

Miró en la dirección en la que miraba Humming por si algo la había sorprendido, pero no había nada.

Humming empezó a sacudir rápidamente sus manos.

 

 

Al darse cuenta de lo que era, Kalia miró a Allen.

 

 

Kalia dudó por un momento y le preguntó a Allen, quién le asintió levemente.

 

 

Animales… Eso era inesperado.

Al ver a Allen titubear, Kalia se corrigió.

 

 

‘... Bueno, huevos, coc coc, ¿algo como eso?’



***

 

Allen no podía creer lo que veían sus ojos.

Nunca pensó que realmente vería un huevo de dragón en su vida.

Quizá había sido un doctor de pueblo por demasiado tiempo. Aunque, ¿los huevos de dragón eran más fáciles de encontrar de lo que pensaba?

No, no habían sido conseguidos en una subasta, los huevos de dragón habían sido encontrados en el bosque…

Allen, parpadeando en sorpresa, murmuró aturdido.

 

 

Se apresuró al segundo piso con un poco de emoción y recogió algunos de sus dispositivos médicos.

Mientras tanto, Humming veía los huevos en la cacerola que había caído momentos antes.

Allen, que estaba bajando las escaleras, se sobresaltó y se detuvo, y dijo como si estuviera fastidiado.

 

 

Allen le quitó de las manos la cacerola, diciendo que le desagradaba que usara imprudentemente sus dos manos.

Vio sus ojos juguetones, como los de una hermana menor que no escucha.

 

‘Cielos.’

 

Allen, que estaba viendo a Humming, sacudió su cabeza y se puso frente a los huevos en la mesa.

Primero, midió la temperatura del huevo y la longitud de la onda de su maná fue detectada.

También dio varios toques en la gruesa cáscara para revisar el grosor e intentó ver a través del caparazón translúcido con un microscopio.

Así, pasó unos minutos examinando.

La forma en la que sacudió su cabeza fue un poco inquietante.

Incluso la luz proveniente del huevo lucía un poco más débil que cuando la habían traído en un comienzo.

Kalia, quien estaba observando, preguntó ansiosamente.

 

 

Las cejas oscuras de Allen se juntaron con seriedad.

 

 

Se frotó la afilada barbilla, como si estuviera eligiendo sus siguientes palabras, y explicó con voz suave.

 

 

Los huevos estaban debilitándose. ¿Por qué diablos?

Lucían sanos cuando los trajo del bosque… ¿acaso sólo lucían así?

 

‘No, estoy segura de que el rey de las hadas dijo que sólo unos pocos huevos sanos como estos eran desechados…’

 

Sin ver a la afligida Kalia, Allen murmuró.

 

 

En ese momento, Kalia recordó cuando había ido a salvar a los niños, la enorme onda de maná que fluyó de la cueva.



Continuará...

 

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