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ESTE NIÑO NO ES TUYO (NOVELA) – CAPÍTULO 54

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CAPÍTULO 54

 
 

Traducción: Meni

 
 

La mansión de Kalia era una mansión de dos pisos de una gran altura.

Una mansión ordinaria de dos pisos con lindas paredes blancas, techos rojos y un pequeño jardín, en un lugar tranquilo algo alejado de la ciudad.

Frente a esta, una familiar mujer de mediana edad que evitaba el sol bajo una vieja sombrilla y su pequeña hija estaban hablando de cosas varias apoyadas contra la pared.

Era una persona muy familiar para Kalia.

 
  • “¿Sra. McCanna?”

 

Kalia se acercó a las dos personas que parecían esperar sin ninguna prisa.

La Sra. McCanna miró a Kalia al oír su llamada.

Su hija menor, Sizz, que estaba de la mano de su madre, también miró a Kalia mientras se acercaba. La niña abrió mucho los ojos y agitó la mano de su madre.

La Sra. McCanna, que miró a su hija, le hizo una reverencia a Kalia, que se acercó a ella.

 
  • “Hola, Lia. Debes haber estado dando un paseo. Te dije que te aseguraras de llevar una sombrilla contigo en días soleados como este.”

 

Entonces, la Sra. McCanna inclinó la sombrilla que sostenía para crear sombra sobre la cabeza de Kalia. Aunque Kalia le dijo que estaba bien, McCanna solo sonrió y siguió creando sombra para ella.

Sizz, quien había atado su cabello castaño a un lado, se inclinó y dobló sus rodillas ligeramente siguiendo a su madre.

 
  • “Hola, soy Sizz.”

  • “Hola, Sizz.”

 

Tenía mucha curiosidad por la forma en que la miraba, con sus mejillas sonrojadas.

Cuando sus ojos se encontraron con los de Kalia, la niña abrió mucho los ojos y no pudo detener sus labios y preguntó.

 
  • “¡Ese día! Fue usted quien nos salvó, ¿verdad?”

 

Kalia movió las cejas como si estuviera pensando y se rió.

 
  • “Bueno, ¿por qué crees que soy yo? ¿Recuerdas lo que pasó ese día?”

 

Luego, dió un par de palmaditas en la cabeza de la niña.

 
  • “Bueno, no recuerdo todo, pero definitivamente la vi. ¡Salimos del bosque en sus brazos! ¡Me consoló diciendo que todo estaba bien!”

 

Ante las palabras de la niña emocionada, Kalia se limitó a sonreír y se encogió de hombros.

La niña miró a Kalia con ojos más brillantes que antes.

 
  • “Definitivamente la vi. ¡Ese lindo cabello se agitaba frente a mí! Y definitivamente sentí su vientre abultado. ¡Tengo muy buena memoria!”

  • “Sizz.”

 

La Sra. McCanna finalmente detuvo a su hija que había tocado el dobladillo del vestido de Kalia como estando un paso más cerca.

 
  • “Tienes que ser educada. Si sigues así, vas a incomodar a Lia.”

  • “¡Oh! Sí. Lo siento.”

 

Los hombros de Sizz, que había retrocedido, bajaron hoscamente.

Después de dudar un rato, Kalia abrió la puerta de la entrada principal y entró y dijo.

 
  • “¿Desea una taza de té?”

 

Irónicamente, fue la Sra. McCanna quien preparó el té cuando entraron en la mansión.

Era McCanna quien había estado vigilando su cocina durante meses hasta ahora, y finalmente Kalia se sentó en el sofá con Sizz a esperar por el té.

McCanna, que puso té en la mesa moderando el agua, habló con cuidado.

 
  • “Sizz dijo que vio al hada que la salvó ese día. Y, cuanto más escuchaba su explicación, más recordaba a alguien. Pensé que era imposible, pero en algún momento llegué pensé que podría estar en lo correcto.”

 

Kalia bebió el té que olía a pétalos en silencio.

 
  • “Gracias y…”

 

La Sra. McCanna, que estaba agradeciendo, respiró hondo.

 
  • “Por favor, no hagas algo como esto la próxima vez.”

 

Kalia, que hizo una pausa y dejó de actuar, miró a la Sra. McCanna.

La expresión de McCanna estaba tan extrañamente arrugada que no supo si estaba llorando o riendo.

 
  • “Por supuesto que estoy feliz de encontrar a mi niña, pero no creo que hubiera sido del todo feliz si algo hubiera salido mal contigo. Lia, no sé quién eras antes de venir aquí.”

 

Los ojos de McCanna se dirigieron a varias espadas que estaban como decoración sobre la chimenea.

¿La casa de qué dama en el mundo tenía una decoración tan aterradora?

Espadas, escudo y varias armas clasificadas por tipo. Eso fue una pista que mostraba que Lia era una persona inusual, pero la Sra. McCanna no se atrevió a adivinar su identidad.

A diferencia de las regiones como Roa, se decía que había muchos caballeros en las grandes ciudades, sin importar si eran hombres o mujeres.

Quizás también podría ser un caballero en la capital, aunque era sólo una vaga suposición.

 
  • “Creo que debes haber sido una persona muy fuerte y maravillosa. Pero… no creo que seas alguien que se aprecia a sí misma.”

  • “Sra. McCanna.”

 

Kalia miró a la Sra. McCanna bajando ligeramente la mirada sin darse cuenta, como un niño regañado.

La Sra. McCanna, cuyos ojos entrecerrados brillaban severamente, le habló con firmeza a Kalia.

 
  • “Por favor, apreciate más a ti misma, Lia”.

  • “… Sra.”

  • “No importa lo bien que lo hayas hecho ni nada de eso, te has puesto a tí misma en peligro, incluso si piensas que no es así. Por supuesto, gracias a ti, los niños pudieron regresar sanos y salvos, pero no hagas algo como eso en el futuro.”

 

McCanna, que estaba hablando emocionada, respiró hondo por un momento para aliviar sus emociones. Miró a Kalia con los ojos temblorosos. Las emociones complejas se entrelazaron.

 
  • “Estoy muy enojada, pero… muchas gracias.”

 

Finalmente, lágrimas se asomaron por los ojos de la Sra. McCanna.

 
  • “Cuando escuché que habías salvado a Sizz, lo primero que pensé fue simplemente ‘gracias’. Gracias, gracias por salvarla y gracias por traer a Sizz a salvo en nombre de mi familia que no pudo hacer nada.”

 

Con la voz de llanto de la madre, la pequeña hija le tomó la mano con fuerza y ​​parecía apenada.

La Sra. McCanna sonrió con el rostro lloroso, abrazó la cabeza de su hija y la besó en la coronilla.

 
  • “Era una situación peligrosa en la que podrías haber salido lastimada, lamenté mucho haber estado alegre de que mi hija estuviera bien. Estoy segura de que hay personas que no quieren que salgas lastimada o estés en peligro… pero sólo podía pensar que mi hija estaba a salvo.”

  • “Sra. Es algo natural.”

  • “No, no es así.”

 

La Sra. McCanna sonrió sutilmente y miró a Kalia.

 
  • “No quiero pensar que es natural, Lia.”

 

Al oír esas palabras, Kalia pudo sentir la sinceridad de la Sra. McCanna. Gracias y lo siento.

Lo sentía tanto por ella como ella también lo hacía.

Pensar en eso era muy triste…

Kalia de alguna manera no odiaba esa extraña sensación. Era demasiado bueno y lamentable pensar en su orgullo. Se dió cuenta de que, sinceramente, lo sentía por ella.

 

‘Por favor, apreciate más a ti misma.’

 

¿Así era? ¿No se apreciaba a sí misma?

De repente, una sensación conmovedora se elevó en un lado del pecho de Kalia.

Nunca se había considerado preciosa. Cuando se enfrentaba al peligro, pensaba instintivamente.

‘¿Lo puedo hacer? ¿Puedo soportarlo? ¿Lo tengo que hacer?’

Como solo había vivido con esos pensamientos, pensó que, por supuesto, era sólo su trabajo, incluso cuando fue a salvar a los niños. Para proteger a alguien, para defender algo, para defenderse, vivió sin miedo. Así creció desde que era joven, tenía que cuidarse a sí misma.

Ese tipo de pensamiento era tan extraño y delicado para ella…

 
  • “Es gracioso decir esto ahora, pero espero que Lia no se lastime.”

 

La Sra. McCanna extendió la mano y tomó la mano de Kalia.

 
  • “Espero que dés a luz al bebé de manera segura y saludable, y vivas una vida feliz y placentera con él. Para hacer eso, la mamá tiene que estar asustada”.

 

La calidez de la Sra. McCanna envolvió las manos cubiertas de heridas de Kalia.

 
  • “Sólo cuando una madre está a salvo puede proteger a su bebé cuando algo sucede. Tienes que tener más cuidado de no lastimar a tu bebé y para ello necesitar estar asustada.”

  • “… Es difícil ser madre.”

  • “No es nada difícil. Sólo ámate a ti misma tanto como amas a tu bebé. Hay mucha gente que te aprecia, Lia. Rezaré todos los días por la salud y la felicidad tuya y de tu bebé.”

 

Cuando la Sra. McCanna habló afectuosamente con los ojos llenos de lágrimas, Kalia sonrió. Sintió como si algo estuviera obstruyendo su garganta.

Fue extraño, pero en ese momento, escenas que había olvidado por un tiempo pasaron por su mente.

Humming, parada frente a ella con valentía diciendo ‘Al menos déjame ser tu guardia.’

Los brazos temblorosos de Allen, abrazándola a ella y a Humming, diciendo: “… Me alegro de que hayas regresado sana y salva.”

La Sra. McCanna, consolándola, diciendo: “Por favor, apreciate más a ti misma.”

Y otra persona.

Un viejo amigo que siempre había seguido los pasos de Kalia, aunque ella no lo hiciera.

‘Ve a dónde quieras ir. Siempre depende de mí cuidar de ti. Puedes armar un escándalo también… Pero no te lastimes tanto, Kalia.’

Las preocupaciones contenidas en él mientras hablaba con nerviosismo.

Para su sorpresa, su corazón se había calentado al pensar que habían personas que se preocupaban por ella.

Ser madre era algo tan bueno.

Le hizo darse cuenta de cosas de las que no se había dado cuenta antes y la hizo querer vivir aún más.

Cuanto más preciado era el bebé, más preciada se sentía ella.

¿Cuánta más alegría y emoción habría cuando naciera ese bebé?

Kalia había estado esperando ese momento más allá de lo que llegaba su paciencia.

Y ese momento llegó un poco antes de lo que Kalia esperaba.

 
 

Continuará…

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