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ESTE NIÑO NO ES TUYO (NOVELA) – CAPÍTULO 4

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CAPITULO 04

 

Hermosos vestidos revoloteaban como pétalos.

Las muchachas los adornaron con hermosos lazos, como si quisieran que sus vestimentas luzcan las más sofisticadas de todas.

Sin embargo, aquellos adornos parecían obedecer cierta regla, que no debían ser tan hermosos como los de Helena, quien estaba en el centro de esa multitud.

Helena Torlan, la hermosa esposa de Duque previo de Terloan, quien sufría a causa de una enfermedad.

Ella era un pariente lejano de la familia imperial, y su hijo, el Duque actual de Terloan, era un hechicero suficientemente poderoso como para dejar su huella en la historia, además de ser el joven ministro de magia.

Haciendo a un lado estos aspectos, la mujer de mediana edad, quien conservaba la belleza de sus veintes, aunque pasaba los cincuenta, tenía el encanto de atraer a cualquier persona sin importar su estatus.

Siempre muy amable con todos, mostrando un rostro sonriente y manteniendo un tono elegante, sin embargo, las personas le temían.

Incluso el príncipe Calvert, de personalidad excéntrica, solía convertirse en un manso corderito frente a Helena.

Cuando ella decía algo divertido, su círculo social reía, y cuando ella lloraba, su círculo social derramaba lágrimas también.

Cuando ella se detenía, todos se detenían también sin preguntar más y se enfocaban en ella.

Así como ahora.

  • “Madame, ¿olvidó algo?”

Helena, quien se había detenido, dirigió su mirada al palacio occidental.

El extremo occidente del palacio estaba muy lejos de donde se encontraba, pero las muchachas iban a seguirla a donde ella quisiera.

Observaba tranquilamente en dirección al segundo piso del palacio occidental, y de pronto giró con una maliciosa sonrisa.

  • “No olvidé nada, pero aún no he dado un recorrido por el palacio occidental”
  • “¿Qué? ¿No logró verlo aún? Oh, ¿le gustaría visitarlo de nuevo ahora mismo?”
  • “No, gracias. Kalia, es obvio que ocultas algo. Puedo asegurarlo”

Ante las misteriosas palabras de Helena, las muchachas se miraron entre ellas y ladearon sus cabezas, pero ninguna se atrevió a preguntarle directamente a que se había referido.

Helena había empezado a caminar nuevamente, así que la siguieron y atravesaron las puertas del palacio principal.

En ese momento, una ventana de aquel segundo piso que ella había estado observando se abrió de par en par.

Wow-

Las enormes ventanas de la amplia terraza dejaron ingresar una ráfaga de viento que causó que las rectas cortinas danzaran gentilmente.

Junto con aquellas blancas cortinas, cientos de documentos que habían estado apilados en el escritorio se esparcieron por el aire.

El cabello del príncipe Louismond, de tonalidad dorado-oscuro, también fue alborotado por el viento, mientras este estaba sentado en su escritorio trabajando en algunos documentos.

Un rayo de sol rozó la dorada cabellera de Louismond, y como si fuera una corriente de miel y ron, brilló.

El príncipe, echó su magnífica cabellera hacia atrás con sus largos dedos, y levantó la cabeza con un breve suspiro.

  • “Já”

Con sus intensos ojos azules, le lanzó una mirada traviesa a su primo, quien estaba de espaldas y con las manos apoyadas en la barandilla de la terraza, luciendo como el mar al chocar con la arena.

Mientras su primo giraba, pudo apreciar el cabello de este brillaba bajo el sol asemejando a la joyería.

La rectitud de su espalda junto a sus anchos hombros, era asombrosamente impecable.

  • “… Shyman, ¿Por qué abriste de repente las ventanas? Regrésame los documentos que se volaron”

Girándose, aquel hombre, sin dar respuesta alguna, alzó su mano y sacudió ligeramente.

Solo con eso, el movimiento de los documentos, que se encontraban dispersos por el aire, se detuvo, con el sonido de dichos papeles arrugándose.

Con un ligero movimiento de sus dedos, los documentos regresaron a sus posiciones originales, como si se hubiera revertido el tiempo.

Él usaba su tan grandiosa magia para cosas tan triviales.

En esa forma, era injusto que tal talento y habilidad haya prevalecido solo en su vida.

Incluso, él mismo, quien nació como el hijo del emperador, a veces tenía una sensación de privación, entonces, ¿cuantos otros magos de la misma forma se sentirían impotentes frente a los logros de aquel hombre?

“… No, sería demasiado abrumador si tuviera envidia”

Era por eso que aquel ministro, con esa mala y poco amable personalidad, era respetado.

Louismond evocó amargamente y regresó su mirada a los molestosos cientos de documentos.

  • “¿Ya se fue mi tía?”
  • “¿Huh? Sí”
  • “¿Y porque tú no?”
  • “…”

El primo del príncipe, no respondió, y simplemente fijó su mirada por sobre la terraza sin soltar palabra alguna.

No hubo palabras, ni gestos, sin embargo, Louismond, quien había pasado ahí días y horas seguidas, notó que estaba algo emocionado en el fondo.

Sólo había una cosa que podría pasar para las personas que eran así de frías e indiferentes.

Honestamente.

Louismond, quien dejó su firma incompleta en un documento, con un lapicero de tinta en las manos, de repente soltó un solo nombre en particular.

  • ¿Va a venir Kalia?

Shyman, que se había percatado de aquel nombre, giró ligeramente su cabeza hacia un lado.

En la punta de su boca, donde solo su silueta era visible, sus labios se levantaron ligeramente y murmuró.

  • “Me alegra que el futuro emperador de este imperio sea tan sensible. Claro, él es un tirano que debe alimentar a sus sirvientes que siempre están trabajando incansablemente como perros”

… Cuando me vuelva emperador, sería bueno que sellara la boca del joven ministro de magia.

Sí, la gran ventaja es la simpleza que ha alcanzado la magia, a un punto en el que puede ser activada al instante sin la necesidad de algún hechizo.

Quiero decir, ¿no crees que no necesitas una boca?

“No, para invocar magia también es necesario un mensajero, así que tengo que mantener la boca a salvo. Aún así, espero que algún día pueda golpear a ese hombre en la cabeza, al menos una vez…”

Una idea detallada y poética de un pequeño deseo que era algo prematuro, pero que él esperaba cumplir en algún momento en el futuro.

  • “¿A qué hora llega Kalia?

En ese momento, su boca soltaba diversas palabras, mientras sus ojos estaban fijos en un documento.

La única persona que podía hacer tres cosas a la vez era el príncipe, quien constantemente estaba saturado de trabajo.

  • “Ahora”
  • “¿Qué? ¿Ahora?”

Sin embargo, en ese momento, sus pensamientos se detuvieron, sus manos se inmovilizaron, y su lengua también se detuvo simultáneamente.

Es el caso de cuando uno recibe la abrupta noticia de la visita de alguien que no esperaba.

Louismond, subió su cabeza de repente y murmuró, como si fuera algo extraño.

  • “Creí que los caballeros tenían el día libre hoy… qué raro. ¿Por qué regresó de repente de sus vacaciones?
  • “Bueno”

Shyman se encogió de hombros y murmuró, mientras observaba dos largas piernas caminar por el extenso corredor.

  • “Yo vine a verte…”

La voz de Shyman se desvaneció ligeramente y las esquinas de su boca se elevaron altamente.

Louismond chaqueó la lengua ante la confianza en la voz de Shyman.

Él no sabía de donde provenía esa seguridad. Era un tema que no parecía morir o siquiera confesarse en el lecho de muerte.

En general, Shyman ha sido, desde siempre, bastante confiado cuando se trata Kalia.

Ella era una típica soldado quién solo conocía la espada, había estado a la vanguardia de la guerra por los últimos siete años sin fijarse en otros, y a su lado había un muro de cristal invisible llamado Shyman, quién hacia más difícil acercarse a ella.

Incluso para el príncipe, Louismond.

En ese sentido, él podía entender que presumía por ser el único hombre que Kalia permitía a su lado, sin embargo, la confianza de Shyman parecía algo diferente en los últimos días.

Por extraño que parezca, Kalia actuaba como si tuviera sentimientos por él.

“Creo que algo pasó hace un par de meses…”

Para ser exactos, después de la fiesta por la victoria de Kalia, quien había regresado de la batalla en Matahari, hace ya dos meses.

Por alguna razón, ha habido varios días desde entonces en los que Shyman lucía extrañamente deprimido, mirando distraídamente hacia la nada, o inclusive cerrando los ojos para pensar en algo.

Y, cuando veía a Kalia, se ponía nervioso o se frustraba sin ninguna razón aparente.

Por otro lado, Kalia ha tenido el mismo patrón por dos meses.

No, de hecho, Kalia ha estado tratando a Shyman con una actitud consistente por décadas.

Él no podía entender, porque aquel joven gran ministro estaba tan confiado estos días.

  • “Bueno, tengo algunas tareas pendientes, al igual que Su Majestad, así que por favor discúlpeme”

Shyman murmuró aquello como si fuera algo desafortunado, aunque no parecía que realmente lo sintiera considerando el tono de su voz.

De todas formas, él solo había venido porque sabía que podía verla en algún momento.

  • “De hecho iba a verte en la cena de mañana a causa de un viaje de negocios, pero está bien”
  • “Espero que te retires de mi oficina en vez de permanecer aquí. Tengo una reunión pronto”

Shyman respondió cínicamente al movimiento de cabeza de Louismond.

  • “De hecho, estaba a punto de irme ya”
  • “No, no quise decir que tengas que irte del palacio”
  • “Eh, prefiero no verme envuelto en tus asuntos. Me voy”

Al terminar la conversación, Shyman se puso ansioso ante el anuncio de los guardias sobre la llegada de Kalia y su deseo de ingresar.

Shyman, quién aparentemente estaba riendo de su titubeo, se subió a la barandilla.

  • “… Dijiste que te irías, ¿pero lo harás bajando por la barandilla?”
  • “Me preparo para evitar un encuentro dramático. Por ello, tengo que salir por la ventana” “No quiero que nos encontremos así, sino que quiero esperar para verla a solas. Ah, luego me dejas saber sobre qué hablaste con Kalia”

Ante el comportamiento de Shyman, Louismond sacudió la cabeza con indiferencia.

  • “Crees que soy un principito gracioso, ¿no es así?”
  • “Para nada, mi querido primo, Su Alteza a quien admiro”

“¿Cómo es que no dices nada, mi querido primo?”

Shyman, de pie en la barandilla, empezó a exagerar sus saludos mientras veía el rostro disgustado de Louismond.

  • “Con el mayor respeto y afecto, yo, Shyman, me retiraré, Su Alteza”

Louismond, quien había ganado la guerra en contra de sus hermanos, se había convertido en el príncipe heredero.

La contribución a su victoria la dieron el Duque de Terloan, Shyman, y la comandante en jefe, Kalia.

Los tres han estado juntos desde pequeños, y juntos trazaron el futuro del imperio.

Louismond se levantó de su asiento, se asomó por la terraza y observó a Shyman paseando por el jardín.

Un hombre con un plateado cabello que relucía como la lisa superficie de un lago.

Un color particular que solo podían conseguir aquellos que habían alcanzado la iluminación.

Louismond necesitaba a Shyman.

El imperio que él trazó debía ser fuerte y resistente.

En ese sentido, Kalia también era necesaria.

Él debía sacrificar su vida por el futuro del imperio.

  • “Su majestad, la General Kalia ha llegado”

Confiaba en Kalia.

Louismond, que observaba desde un lado, no tenía más opción que solo estar al pendiente de ello.

Nadie podía competir con el amor de ese hombre por Kalia.

Louismond giró sobre sus pies, y dirigió su mirada hacia la persona que se encontraba parada detrás de aquellas puertas.

Entonces, como siempre, esbozó moderadamente una sonrisa amistosa.

  • “Adelante”

 

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