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ESTE NIÑO NO ES TUYO (NOVELA) – CAPÍTULO 29

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CAPÍTULO 29

 
 

Después de un viaje de 22 días, Kalia y su grupo llegaron a su destino.

Fueron 22 días porque había usado los pergaminos para transportarse, habría tardado más de 2 meses si sólo hubieran conducido el carruaje.

 

Allen, quien detuvo el carruaje, y Humming salieron del carruaje para adentrarse en el pueblo.

 
  • “Wow, ¿Es aquí?”

  • “Como dijo, es un pueblo pequeño.”

 

Los dos, a diferencia de cuando partieron, lucían algo demacrados, y murmuraron, incapaces de ocultar su curiosidad e intriga.

 
  • “Te lo dije, Humming. Nos dirigíamos al campo.”

  • “Era cierto, es muy pequeño. Aún así, creo que es muy hermoso.”

  • “Sí, es muy hermoso.”

 

Kalia solo me mantuvo junto a ellos, sosteniendo con cuidado el dobladillo de su vestido. Allen se acercó a apoyarla ya que podía caer.

Había pasado casi un mes, pero Kalia aún no se acostumbraba a ese tipo de amabilidad, por lo que aún respondía con una sonrisa incómoda.

Giró la cabeza y miró hacia el pueblo.

Había una hermosa vista de vastos campos, ríos, montañas y pueblos.

 

‘Finalmente, llegamos.’

 

Lua, una pequeña ciudad con una población de solo 3,000 habitantes.

Hace 4 años, cuando Kalia junto a su ejército luchó para la defensa nacional, resultó yendo a ese sitio tan alejado.

Alrededor de las montañas de Aope, había una ciudad pequeña con ríos que se extendían hacia el mar y lagos limpios, era un buen lugar para vivir sin el bullicio y ajetreo de la ciudad.

 

Desde tierras de cultivo hasta un gran río con peces autosuficientes, era una naturaleza generosa gobernada por Lord Shilton, además de que el pueblo tenía un orgullo especial por su tasa de natalidad excepcionalmente alta…

Se pensaba que tenía todo lo mejor para dar a luz y criar hijos.

Sólo tenía un inconveniente menor…

 
  • “Eh, Kalia, ¿hay un letrero aquí que dice que esta es un área infestada de monstruos?”

 

Se trataba de la aparición de un monstruo.

Pero… era algo que podía solucionar en un día.

 
  • “Creo que también hay un bosque de hadas cerca.”

 

A Kalia tampoco le importaba eso en absoluto.

Kalia miró fijamente a Allen, como preguntándole que había de malo con eso.

Su rostro estaba ligeramente distorsionado y empezó a sobar su barbilla.

 
  • “El letrero… hay dos… áreas peligrosas.”

 

Kalia respondió, dando ligeros golpecitos en la espalda de Allen.

 
  • “Está bien, Allen. No debes tener miedo.”

  • “… ¿No?”

  • “No es tan peligroso como piensas. Está bajo control.”

 

Allen vió lastima en los ojos de Kalia al decir ello. Su mirada decía que le tenía lástima.

Como si le dijera que no puede vivir en este mundo cruel porque es suave.

 
  • “¡No, no es porque tenga miedo!”

 

Su rostro se mostró ansioso al gritar…

Cuando le vio resoplar, Kalia agregó una explicación muy amablemente de lo que realmente estaba pensando.

 
  • “Estará bien si no subes a la montaña. Lo mismo va para el bosque de hadas. No es un área tan peligrosa, siempre y cuando no fuerces tu entrada a ese lugar. Por el contrario, es más seguro por sus alrededores porque los monstruos no pueden acceder.”

  • “Gracias por tu explicación, pero… ¡Eso no suena para nada seguro, Kalia! El peligro menor también es un peligro. El bosque de hadas es conocido porque no puedes salir de allí si te equivocas. ¿No sabes cuantas personas se pierden allí cada año?”

 

Kalia pareció orgullosa por un momento al ver que había vuelto a sus sentidos mientras refutaba lo que le había dicho.

 
  • “Estoy tan aliviada de que seas una persona tan sabia.”

 

‘No, este chico…’

 

Kalia le sonrió a Allen, quien estaba sorprendido.

No es que Kalia no comprendiera la preocupación de Allen, si no que pensaba que no había mejor lugar en ese momento.

Un lugar lejos de la capital. El lugar más estable, lejos de esas calles. Un lindo y pequeño pueblo donde la risa de los niños se escuchaba excepcionalmente bien.

Estaba decidida a quedarse allí y ordenar el sitio para proteger las risas de los niños.

 
  • “Sé qué te preocupa. Seré cuidadosa con el peligro. Sobre todo, hasta llegar a un período estable.”

  • “No hay ningún período estable en el embarazo, Kalia. Tendrás que seguir siendo cuidadosa.”

  • “Está bien, tendré eso en cuenta. Pero, me dijiste hace poco que ya era hora de que hiciera un poco de ejercicio.”

  • “… Sabes que ejercitar y combatir son dos cosas diferentes, ¿cierto?”

  • “Lo sé bien. Pero, Allen sabe que ogros y duendes cuentan como calentamiento, ¿cierto?”

  • “… ¿Eh?”

 

Allen miró a Kalia como si hubiera escuchado algún disparate, aunque la seriedad en su rostro era genuina. Esa era Kalia viendo a un doctor vulnerable que tenía los ojos abiertos en sorpresa.

 

‘… ¿Por qué te sorprende cuando no pudo ni ver a una cabeza caer?’

 

Kalia sonrió extrañamente, consciente de la rígida mirada que su médico tenía sobre ella.

Bueno, era cierto. No había nada incorrecto con ser cuidadosa. Era cierto que la seguridad del bebé que llevaba en su vientre debía ser su primera prioridad sin importar qué.

 
  • “No pongas esa expresión, Allen. Sólo pasa una vez en un millón. Y todo el mundo vive feliz aquí a su propia manera. Regularmente envían a escuadrones.”

  • “… Haa.”

 

Allen suspiró profundamente y tocó su cabeza.

Kalia era la única en el mundo que podía llamar a los ogros y duendes un ‘calentamiento’.

De alguna forma, tenía el presentimiento de que habría más situaciones de las que debía preocuparse en el futuro de las que pensaba.

 

‘Es tan fuerte que me preocupa.’

 

Sabía que Kalia era fuerte. Y, el problema era que él lo sabía muy bien.

Allen sonrió y se encogió de hombros.

 

‘Sí, fuerte pero tan fuerte, que…’

 

A lo largo del viaje de aproximadamente un mes, los tres habían conversado mucho y se hicieron muy unidos.

Allen sintió a Kalia y Humming como sus hermanas antes de darse cuenta.

Una hermana pequeña que necesita muchas manos, no sabe sollozar, es valiente y callada, y se mantiene sintiendo pena por él.

… Oh, por supuesto. Y cuando golpeas a un grupo de bandidos que encuentras en tu camino con un arma de hierro algo desgastada.

… Vaya, entonces Kalia se convertía en una verdadera guerrera.

Era una lastimosa vista la de los bandidos que caían y volaban como moscas.

De hecho, la visión de Kalia rompiendo el brazo del líder de los bandidos sin dudar un segundo había sido más brutal y decidida de lo que había imaginado.

 
  • “Ya estamos aquí, pero no tenemos ningún lugar para comprar. Viajar más no sería bueno para una mujer embarazada.”

  • “Bien, entonces vamos a comprar una mansión.”

 

Kalia sonrió, respiró profundamente y dirigió su mirada hacia el pequeño pueblo donde iba a empezar.

El aire del bosque entró con frialdad en su recargada mente.

 

‘Bien, este es el lugar, bebé. Donde nacerás…’

 

Ya tenía 10 semanas. Sin embargo, la presencia del bebé en su vientre era mínima. Aunque, Kalia siempre acariciaba su vientre como si pudiera sentirlo. No se sentía suficiente pero esperaba que el bebé se sintiera a salvo allí.

 

Espero que te sientas a salvo en mi…

 

Kalia avanzó tan pronto como pudieron viajar el resto de distancia, rezando por que su bebé pudiera respirar pronto.

 
 

***

 
 

Kalia llegó a Lua, junto a Allen y Humming.

Primero ingresaron al castillo del Lord para el registro de asentamiento.

Habían llegado en 30 minutos desde el centro a aquel castillo pequeño y tosco, muy diferente a los de las capital.

Parecían haber solo 20 ventanas y el tamaño de los establos y almacenes lucían más pequeños que los de la anterior residencia de Kalia.

Sin embargo, sus muros de piedra eran fuertes y había más soldados de lo que esperaba.

Aunque, solo habían unos 50 de ellos…

Las palabras de Kalia al decir que había patrullaje regular por la zona resultaron ser ciertas.

Kalia, quien tenía la identificación de un noble, registró de forma breve su residencia, y cuando salió varios niños llegaron de lejos para reunirse a su alrededor.

Parecían los hijos del Lord, era bastante obvio por como vestían.

Los ojos de los niños estaban sobre Kalia. Y la siguieron con envidia mientras ella usaba ese sombrero elegante y un vestido extravagante y bonito.

No solo los niños, sino también los soldados en entrenamiento, e incluso los que estaban dentro del castillo observaron a Kalia, Humming y Allen como si estuvieran viendo algo nuevo y asombroso.

Aunque era Kalia quién se estaba llevando la mayoría de las miradas.

Había una noble que la miraba con envidia desde lejos. Parecía no tener idea de que se trataba de una heroína de guerra, que había traído la paz a la tierra.

Algunas voces con lindos acentos locales susurraron preguntándose sobre quién era.

 

Kalia, el personaje principal de las miradas, estaba intentando terminar con el tedioso proceso rápidamente y averiguar qué tipo de casa podía comprar.

La presentación de esos informes no fue difícil porque se trataba de una finca muy pequeña.

Ante los ojos de los demás, Kalia y su grupo se adentraron en la ciudad.

Flores púrpuras desconocidas florecieron suavemente a lo largo del camino.

Un río claro fluía por el alcantarillado bajo. El agua corría hacia el mar sobre las colinas.

 
  • “¡Cielo, Kalia! ¡Este lugar es hermoso! ¿Cómo el aire se puede sentir tan dulce?”

 

Humming habló apuntando con la cabeza hacia la ventanilla del carruaje.

Todo el panorama visible era como un cuadro pintado por un artista.

Había un sinfín de paisajes hermanos que les hicieron olvidar que aparecían bestias a menudo y que había un bosque de hadas cerca.

Los molinos de viento del oeste y las calles distantes estaban en perfecta armonía.

 

Kalia también se asomó por la ventana contraria de donde estaba vitoreando Humming.

Podía ver las montañas de Aope en ascenso. La enorme cadena montañosa estaba densamente brumosa y verde.

Se sentía como si hubiera sido ayer que hubiera estado caminando por esas calles con Shyman, y ya habían pasado 4 años de eso.

En ese entonces, no imaginaba que regresaría allí con un bebé de Shyman.

Cada vez que bajaba la guardia, la vida la tomaba desprevenida y la conducía a un momento completamente inesperado.

Kalia estaba sorprendida y asustada, pero esperaba con ansias las sorpresas que le traería la vida esta vez.

 

‘¿Qué sorpresas me traerás?’

 

Kalia acarició su vientre plano y miró hacia el pueblo al que se acercaba.

 

Detrás del carruaje que llevaba a dichas tres personas, el viento salado del mar soplaba con fuerza.

 

Continuará…

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