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BOSQUE SALVAJE – CAPÍTULO 5

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CAPÍTULO 5

 

La mano del chico era áspera. A una edad temprana, no había callos en las manos que no tuvieran lugar para estar sanos. Más bien, su pierna izquierda, que nunca había usado antes, se veía bien.

 

El murmuró, mientras miraba a la chica que abrió mucho los ojos cuando vio a los sitios rojos, donde sus palmas se habían partido en dos.

 

“Te lo dije. Tu pierna no es tan fea. No estás maldita. Sus bocas están malditas. Las bocas de aquellos que hablan de tu pierna.”

 

“Comparado con ellos, estás muy limpia.”

 

En el rostro del niño, que murmuró eso y silenciosamente comenzó a masajear sus piernas nuevamente, parecía como si realmente no hubiera rastro de falsedad en sus palabras.

 

Desde ese día, Tarhan nunca había dejado de tocar las piernas de Enya. Cuando estaban juntos, siempre sostenía su pie izquierdo en su mano y la acariciaba o frotaba. Ahora era casi como un hábito.

 

Ahora era lo mismo. Enya gimió con la sensación familiar, dejando sus piernas a su disposición.

 

“Mm, uh uh……”

 

Él tenía unas manos grandes y ásperas, pero ella nunca se había sentido incómoda cuando la tocaba.

 

Aunque siempre tenía miedo de su gran tamaño, una vez que sentía el toque de Tarhan, se sentía tan bien, que, dejaba que sus ojos se relajaran.

 

Nunca se sintió mal, cuando la mano de Tarhan toco su piel.

 

Tarhan nunca obligaba a Enya a hacer nada. Si lo intentara, se molestaría mucho.

Cuando era temporada en la que los animales salían y era hora de cazar, se daba el tiempo de pasarlo en su cabaña.

Así como ella, Tarhan no soportaba no verla por mucho tiempo.

Y lo que era más espectacular era que ella lo hiciera. Ella pensaba que él era un descarado pero ella tampoco lo soportaba porque le gustaba mucho.

 

Mientras más tiempo pasaba, sentía que se hacía más insoportable.

 

“…… esta excursión volverá justo antes del sábado”.

 

Dijo Tarhan, después de finalizar y recostar su cabeza sobre su brazo.

 

Salir significaba cazar.

 

Enya abrió la boca y parpadeó ante la noticia.

 

“……… ¿Otra vez? ¿Vas a algún lugar cerca?”

 

Quedaban menos de quince días.

 

Enya entrecerró los ojos y se volvió hacia Tarhan. Podía sentirlo cambiando su postura para que ella pudiera acercarse a sus brazos.

 

Enya esperaba una respuesta larga.

 

Sería asombroso si sus hombres lo escucharan, pero cuando se recostaba sobre su brazo así, Tarhan le contaba todo lo que sucedió ese día, cara a cara con Enya.

 

Había veces en la que él se enojaba, porque ella no decía nada cuando tenía problemas ni pedía ayuda. Entonces, el tipo grande y malhumorado se acostaba a su lado.

Era claro que afuera era inimaginable.

 

Enya se alejaba de Tarhan y salía de la cabaña.

Ni siquiera miró hacia las personas que estaban trabajando afuera.

No podía soportar que le miraban y murmuraran sobre él.

 

Por supuesto, Tarhan ni siquiera se preocupaba por esas bocas. Cuando trató de alejarse de él con el pretexto de sus pies, el hombre la levantó en brazos y cruzó entre la multitud.

 

Pero esta vez, se quedó callado. No pasó mucho tiempo antes de que murmurara, frunciendo el ceño.

 

“……No te acerques. Creo que tengo que volver a Perugia de nuevo.”

 

Enya estaba preocupada por lo que había sucedido.

 

Perugia era una tribu de las Grandes Llanuras que mantenía una relación bastante amistosa con Aguilea.

 

La última vez, decenas de cabañas cercanas fueron derribadas debido al ascenso del valle perugo. Mucha gente había muerto y estaban pidiendo ayuda porque no había suficientes hombres para cazar.

 

En ese momento, Tarhan arrastró a unos 20 hombres que tenía a su cargo y permaneció allí durante aproximadamente un mes. Uno de los hombres de Tarhan hizo contacto un mujer de allí y tuvieron un hijo.

 

Se preguntó si había ocurrido otro desastre natural.

 

“¿Qué está pasando…..?”

 

El hombre que parecía estar pensando en algo de repente se levantó y se acercó a su cuerpo.

 

Enya quedó atrapada instantáneamente en sus brazos y se reflejó en los ojos feroces del hombre. Sentía que su corazón volvía a latir con fuerza.

 

Tarhan estaba a punto de abrir la boca como si hubiera tomado una decisión, pero cuando miró a Enya mirándolo, volvió a cerrar la boca.

 

Volvió a darse la vuelta, cruzó las piernas, se sentó en el suelo, y se sacudió el cabello con brusquedad.

 

“Que demonios……”

 

No sabía cómo había estado o si había tenido problemas, así que inevitablemente se preocupó.

 

Poco después, Enya giró su cuerpo hacia Tarhan.

Y, luego, Tarhan se sentó y se enfrentó a Enya con las manos en sus muslos. En la oscuridad, Enya parecía más pequeña sentada frente a él.

 

“Sabes que no hay muchos hombres de la tribu que puedan participar esta vez.”

 

Dijo Tarhan, quien habló con calma, Enya parpadeó.

 

Por supuesto que lo sabía.

 

Hace unos 20 años. Muchos bebés murieron en Aguilea antes de que la primavera casi terminara debido a la severa hambruna y el frío.

Y entre los bebés muertos, hubieron muchas niñas.

Ahora, era tiempo en el que las mujeres de la edad de Enya se encontraban a punto de dar a luz.

 

Además, las mamás de la próxima generación de niñas eran preciosas. En Aguilea, el número de niñas saludables que participaban en el sábado disminuía cada año.

 

“Al principio, solo se iba a enviar a Rigata. Pero el anciano, fue tan persistente que insistió con mi nombre…..”.

 

Sólo entonces Enya dijo: “¡Oh!”

 

Tarhan iba a salvar a las mujeres.

 

Enya parecía que no podía responder, como si tuviera atascado algo en la garganta. Entonces, Tarhan añadió.

 

“Por supuesto que sabes que yo te tengo a ti. No voy a tener ningún tipo de entretenimiento que te moleste allí. Creo que habrá unas 20 mujeres”.

 

Después de terminar su discurso, pudo sentir a Tarhan mirando su expresión incluso en la oscuridad.

 

Enya se sintió aturdida pero no pudo decir nada.

 

Debe haber sido decisión de los ancianos traer a otras mujeres tribales debido a la falta de mujeres en la tribu.

 

Era entendible que Tarhan estuviera de acuerdo con esta decisión.

 

Kahanti no había podido reunirse con los ancianos debido a que estaba herido.

 

Era un problema grave que no hubiera mujeres que participaran en el sábado. Fue un problema que afectaba la supervivencia de toda la tribu.

 

Pero, ¿Por qué este hombre sigue dudando sobre tal problema?

 

“Te lo iba a decir con anticipación, pero perdí el tiempo”.

 

Enya no se movió. Entonces, como si estuviera impaciente, juntó sus cuerpos con vergüenza.

 

“Siempre hay problemas. Pero, si consideramos que han estado presionando a nuestros hombres para que cumplan con ciertos requerimientos más difíciles, traer a esas mujeres…”

 

Cuando Tarhan pensó en ese momento, mostró los dientes como si estuviera enojado de nuevo, la miró de nuevo y suspiró profundamente.

 

Enya no quería que se molestara más. Si se molestaba no regresaría en buenas condiciones con la tribu.

 

Tarhan acercó su mano, y dudó un poco, pero posó su mano en el cabello de Enya.

Ella, inconscientemente, bajó la mirada ante el cuidadoso toque.

 

“……¿Enya?”

 

La llamó una vez más en voz baja.

 

Enya parpadeó y levantó la cabeza. Tarhan le acarició la mejilla con un toque de inquietud.

 

¿Está nervioso? Se preguntó Enya.

 

A Tarhan le resultaba imposible mirar sus ojos.

 

Sin embargo, Enya necesitaba verlo.

 

Mujeres de otras tribus. Mujeres preciosas que tienen grandes pechos y glúteos para dar a luz a sus hijos, y que aportan exóticos colores de piel y calidad de cabello.

 

Enya pensó en lo codiciada que era su piel y en cómo se estirarían sus piernas. Había muchas razones para estar ansiosa. Estaba destinada a morir de hambre, escapando de los ojos de Tarhan incluso después de mucho tiempo. A medida que aumentaba el número de mujeres hermosas de la tribu, el tiempo juntos se acortaba.

 

La ansiedad que había estado latente en su estómago salió del huevo y se retorció como una oruga.

 

Estaba esperando una respuesta. Tenía que decir algo, pero la avergonzaba no pensar en nada más.

 

Pensaba en el día en el que finalmente Tarhan la dejaría.

 

Solo esta idea tonta, mientras más crecía, la consumía lentamente…

 

¿No sería mejor para mí, solo dejarlo antes de que llegue ese día? Antes de que fuera perjudicado por mi presencia. Si es por él, ¿No sería correcto que se fuera al final? Si realmente lo amaba tenía que soportarlo…

 

“¡Ah!……”

 

De repente, una mano grande le agarró un pecho.

 

Enya se encogió, gimiendo ante el estímulo repentino.

 

Enya podía sentir a Tarhan mirándola con esos penetrantes ojos almendrados.

No entraba luz en la cabaña, pero sus ojos parecían destellar en la noche como los de un animal salvaje.

Tarhan tenía esa mirada cuando iba a cazar y despellejaba a algún animal, drenándole la sangre. Ella no tenía que estar avergonzada por temerle a esa mirada

 

“Estaba pensando en algo……”.

 

Enya negó con la cabeza en estado de shock.

 

A pesar de que la besaba en los labios con infinito afecto, de vez en cuando Tarhan la empujaba con un sentimiento que ni siquiera podía entender.

 

Esto pasaba cada vez que Tarhan dudaba de ella, cada vez que pasaba, ella se sentía estremecer.

Enya continuó negando con la cabeza sin decir nada.

Para ser honestos, eso sólo hizo que él fuera más duro.

 

“Tú… Espera aquí por mi, hasta que regrese. Si mientras estás aprendiendo a coser con ese grupo de chicas, escuchas algo raro, no voy a dejarlas ir esta vez.”

 

Entonces, la sujetó de los hombros fuertemente y la acercó. Sus ojos resplandecían como fósforos fluorescentes.

 

“Uh, si…..”

 

Enya tragó su saliva seca y respondió apresuradamente. Sin embargo, Tarhan empujó sus hombros cada vez más fuerte.

 

“No puedes ir más a lugares donde hay hombres. ¿Entiendes?

 

“Si……”

 

Enya jadeó y asintió rápidamente.

 

Solo entonces, la parte superior del cuerpo se aflojó y su cuerpo se levantó y fue sostenido en sus brazos. Tarhan giró su cuerpo y abrazó su pecho con un suspiro de satisfacción.

 

Como siempre, Enya permaneció mirando hacia la oscuridad mientras estaba en sus brazos, pero no por ello se acostumbraba.

 

El hombre la besó en el cuello con la cabeza hundida. Estaba a punto de llorar por su suavidad.

 

Sin embargo, a pesar de que su temperatura caliente fue entregada, el cuerpo de Enya se sintió frío como si fuera un cadáver.

 

Continuará…

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