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BOSQUE SALVAJE – CAPÍTULO 3

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CAPÍTULO 3

 

Solo después de haberse venido tres veces dentro de Enya, Tarhan se estiró como un león sobre su cuerpo.

 

Fue algo diferente a su apresurada primera vez, ahora eran más cercanos durante la interacción, eran más meticulosos y tenían menos temor.

 

En el primer par de ocasiones, Enya tenía prisa por mordisquear todo su cuerpo, pero él no pudo seguirla físicamente. Su cuerpo se sacudía y estremecía mientras intentaba guiarla.

 

Siempre era así al tener relaciones, pero luego no podían sentir sus entrepiernas.

 

Aún la sujetaba pesadamente, mientras respiraba y exhalaba hondo porque se sentía débil. Enya ni siquiera podía acariciar el cuerpo del hombre.

 

Tuvo que ponerse de pie. Aunque no pudo aceptarlo con entusiasmo en todo momento, tuvo que levantarse y limpiar el cuerpo de Tarhan con un paño húmedo justo después de que terminó la relación. Había escuchado que otras mujeres de Aguilea expresaron su satisfacción con el hombre con el que pasaron la noche de esta manera.

 

Pero su cuerpo ni siquiera se movía a pesar de que se lo ordenaba con su mente. Realmente no tenía la fuerza para mover un solo dedo. Sentía un hormigueo entre las piernas y le dolía el pecho que fue succionado innumerables veces.

 

Enya se hundió en la desesperación mientras enterraba el rostro en su cabello castaño apagado y ponía su mano en el cabello sudoroso de Tarhan, respirando profundamente.

 

¿Qué tipo de energía tiene alguien para pararse en esta situación? Mientras pensaba más y más en ello, todo tipo de pensamientos oscuros llegaban a su mente diciéndole que no era lo suficientemente buena para ser una doncella de Aguilea.

 

En ese momento, Tarhan, que estaba estirándose sobre su cuerpo, se levantó.

 

“Ta, Tarhan…….”

 

Enya rápidamente puso su brazo alrededor de su cuello. No quería alejarse de él. No le importaba cómo eran las otras mujeres, le gustaba el impresionante peso de un hombre estirado sobre su cuerpo después del sexo. Más bien, en una relación tan larga como la que tenían, necesitaba ese contacto con urgencia.

 

Sin embargo, le dio unas palmaditas en el brazo a la mujer, que se le pegaba.

 

“Te será pesado. Espera.”

 

Después de un rato, salió del cuarto y regresó con una toalla mojada y una palangana en la mano. Enya trató de levantarse avergonzada, pero Tarhan se sentó a su lado sin dejarle espacio. Luego comenzó a limpiar el cuerpo de la mujer que tenía los ojos húmedos de vergüenza.

 

Enya seguía encogiéndose de vergüenza. No hizo eso porque estuviera mostrando su cuerpo desnudo. Sentía que su estómago iba a explotar mientras recibía lo que tenía que haber hecho por el de esta manera.

 

“Oh, no tienes que hacerlo…………yo…….”.

 

Pero Tarhan ni siquiera le dio la oportunidad de poner excusas. El le respondió sin rodeos.

 

“Ni siquiera puedes moverte”.

 

Enya cerró los ojos con fuerza ante su miseria. Lo sentía cuidándola a pesar de que había cerrado los ojos.

 

De repente, su cuerpo se fue levantado. La sostuvo entre sus brazos. Sintió como si su cabeza hubiera sido golpeada.

 

El cuerpo de Tarhan siempre estaba duro y caliente todo el tiempo. Era un hombre con mucho calor corporal.

 

Enya se preguntó si los demás hombres serían como Tarhan. Por supuesto, Enya no tuvo la oportunidad de estar con otro hombre. Esto se debe a que nunca la había abrazado un hombre que no fuera Tarhan desde que se convirtió en mujer por primera vez manchando con sangre su cama. Tarhan nunca permitió que Enya se subiera a la cama de otro hombre.

 

Enya recordó el amanecer de ese día con tanta claridad como si hubiera sido el día anterior.

 

“No te sostengas de otro hombre que no sea yo. Yo haré lo mismo. No necesito a ninguna otra mujer excepto a ti.

 

Tarhan primero la abrazó y después abrió a la fuerza su agujero con dos dedos e insertó su dedo en la abertura vaginal. Le dijo en voz baja que si alguien más era entraba ahí, comería la carne del cuerpo de ese bastardo y bebería el resto de su sangre.

 

Cuando cometieron esa locura, Enya, era demasiado joven y fresca en ese momento, le dolió la cabeza, y contuvo las lágrimas mientras su rostro se ponía blanco frente a sus ojos. Juró y juró que nunca más entraría otro hombre a su agujero.

 

Enya pensó que Tarhan, al igual que los otros chicos, la dejaría cuando encontrara otra chica más joven y bonita que se convirtiera en su mujer.

 

Sin embargo, después de muchos años, Tarhan no revirtió su voto. Enya seguía siendo la única mujer que calentó la cama de Tarhan.

 

Era extraño. Era diferente a los otros Aguileanos que trataban a una mujer como si estuvieran arrancando flores de por aquí y por allá, él no sabía hacer eso. Quizá era porque era un forastero.

 

Tarhan sostuvo a Enya como lo hizo entonces. Enya abrió los brazos para abrazar el cuello de Tarhan mientras jadeaba.

 

De repente, se dio cuenta de que la expresión de Tarhan mirándola con un ligero ceño fruncido en la frente no era buena.

 

Enya giró los ojos con nerviosismo. Tarhan era temperamental. Todos los que lo conocían se quedaban mudos ante su vil temperamento.

La mano derecha de Tarhan, Rigata, solía decir que su temperamento va y viene como una lluvia torrencial.

 

Sin embargo, Enya nunca pensó que fuera de mal genio. Más bien, era de sangre fría y minucioso en todo, por lo que a menudo se sentía como si fuera feroz.

 

Esta vez, no podía entender por qué estaba enojado.

 

“……¿Dolió?”

 

No pasó mucho tiempo antes de que él la mirara con atención y le preguntara después de un largo rato.

 

Enya no pudo responder de inmediato porque no pudo encontrar el verdadero significado de la palabra. Poco después, se sorprendió al darse cuenta de que la razón por la que se veía infeliz era porque pensó que había tenido con que soportar dolor durante el sexo.

 

“No, no, no me dolió.”

 

No podría haberle dolido. Enya se sonrojó .

 

Cuando lo había aceptado por primera vez, Enya soportó el dolor y se aferró a él. La alegría de finalmente tener algo que podía darle también la hizo superar el dolor y abrazarlo. Pero el dolor nunca duró mucho. No había nada de él ahora.

 

Las relaciones con él no le daban más que alegría y placer. Su cuerpo se sentía tan bien como si fuera una nueva mujer. Era gracioso que pensara que le dolería como a una virgen.

 

Enya le murmuró suavemente, tocando su mejilla con el dedo.

 

“Te lo digo, no dolió en absoluto ……”

 

Pero él no pareció creerlo.

 

Enya sabía que tenía la culpa. Rara vez le hablaba a alguien de su dolor. Apretaba cualquier cosa con fuerza y lo aguantaba sola hasta que se le pasara.

 

“Tú ……. Whoa, está bien.”

 

Su complejo rostro estaba ligeramente enrojecido.

 

Tarhan sujetó su barbilla con una mano y movió su cabeza, sin dejar de sujetarla con la otra.

 

Su mujer era tan pequeña y tierna que pensó que realmente podría matarla si no era cuidadoso y actuaba imprudentemente.

 

Cada vez que lo hacían se ponía nervioso y era tosco, movía y giraba su cuerpo sin saber exactamente qué hacer, así que muchas veces no sabía si ella sentía dolor o placer.

 

No fue después de una ni dos veces, sino después de mucho tiempo, en que empezó a estar menos asustado del cuerpo de una mujer.

 

Aunque le preguntara cada vez, ella nunca le respondía apropiadamente. Siempre repetía lo mismo como un loro, “Estoy bien, no me dolió.”

 

Él no creía lo que decía. Ella era el tipo de mujer que murmuraba que estaba bien que se valla a otro sitio cuando ella estaba muriendo de fiebre.

 

Enya dudaba en subir la mirada hacia Tarhan. Los ojos de Tarhan estaban enrojecidos mientras la encaraba. Su barbilla era suave bajo sus labios temblorosos. Tarhan se afeitaba la barba todas las mañanas en el pozo, con un cuchillo tan grande como su antebrazo. Ya que, ella odiaba cuando su piel tersa era raspada por su barba y le dejaba la zona enrojecida.

 

“Te mojas fácilmente …… aquí”.

 

Mientras murmuraba secamente su otra mano se deslizó entre sus piernas. Toco el interior de su muslo donde estaban los fluidos que la mantenían húmeda.

 

Enya inhaló y jadeó. Cerró los ojos cuando se dio cuenta de que las mejillas de Tarhan se estaban sonrojando de nuevo. Sus labios estaban abiertos.

 

Aunque no estaba segura de la mirada que tenía Tarhan, había algo de lo que sí estaba segura.

 

Estaba loco por tocar su cuerpo.

 

A Tarhan le gustaba cualquier lugar del cuerpo de Enya, pero su pecho era el mejor de todos.

 

Antes de darse cuenta, su mano áspera y con duros callos se acercó sin dudarlo y tocó su tierno pecho. A veces, lo sostenía con tanta fuerza que se preguntaba si podría apartarlo. En ese momento, la palma de su mano tocó su pezón y fue frotado violentamente.

 

“Ugh…….. Ah……..”

 

Cada vez que la respiración de Tarhan se volvía errática y empujaba su pecho, Enya se estremecía y ponía los ojos en blanco con desesperación.

 

No era sólo una ni dos veces, era el comienzo, otra vez.

 

Sentía su corazón desbordándose con esas grandes manos que podían despedazar a cientos de bestias con un solo cuchillo. Aún no tenía un bebé, pero…

 

Era un poco injusto. No pensaba que eran grandes al principio. Pensó que era suficiente para su pequeño y suave cuerpo, pero no era suficiente como para que quepa en una sola mano. Y, ahora, se elevaban tan alto que no podían esconderse aunque estuvieran cubiertas de telas, hacían notar su presencia.

 

Tarhan lo hacía así. Una vez que lo tenía en la mano o lo mordía en la boca, podía morderlo durante medio día, chuparlo y dormir.

 

Poco después, Tarhan finalmente mordió los pezones en su boca. Cuando comenzó a succionar vigorosamente con la boca, sus gemidos fluyeron.

 

“Hmpf…….ugh……”

 

Enya le hizo a Tarhan como las otras mujeres de la tribu amamantaban a sus bebés. Enya le dio unas palmaditas en los músculos de la espalda, que temblaban para chupar su propia leche, y enterró las manos en su cabello negro.

 

Tarhan se comportó tan descaradamente y con tanta rudeza como cuando estaba dentro de ella.

 

A veces se preguntaba qué diría la gente de la tribu si viera a Tarhan haciéndole eso en el pecho. Pensó que no lo creerían incluso si lo mostrará.

 

Todas las noches, un hombre al que ven como un dios abraza la cintura de una mujer a la que señalan con el dedo y le chupa el pecho. Era asombroso. Enya colocó sus brazos detrás del cuello de Tarhan.

 

“Mmm, Ah ah …… Ahhh……”

 

La buena sensación provocó una fuga de sus gemidos, sintió una vergüenza inexplicable. Enya acarició los lóbulos de las orejas del hombre que estaba chupando su pecho con los ojos rojos.

 

Cuando lo sostuvo a su pecho y lo palmeó su espalda, se sintió como si realmente fuera una madre alimentando a un recién nacido. Cuando el hombre dos veces más grande que su cuerpo abrazó su cintura y le chupó el pecho con fuerza, se sintió mejor y más húmeda debajo.

 

A veces cuando parecía decaído, le daba de su pecho aunque no estuviera mojada. Nunca hubo una vez en el que ese método no haya funcionado.

 

Enya miró la parte inferior de Tarhan. Su palo, estampando en su parte inferior ya estaba muy hinchado. Con su meneo tocaba sus nalgas.

 

Enya trago saliva mientras veía el miembro de Tarhan, con un líquido desbordante en la parte superior y líneas de sangre que rodeaban su erección interminable.

 

Ahora, mirando esa cosa, su cuerpo estaba temblando . Se parecía al de una bestia.

 

Los perros tienen tiempos de celo, pero Tarhan no los tenía. Para Tarhan, su celo lo provocaba Enya.

 

Cuando se encontraba con sus ojos, se erguía como si hubiera estado esperando por ello.

 
 

Continuará…

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